En el almanaque estadounidense de la pandemia, el martes fue otro día fúnebre. El cúmulo de muertos en Nueva York superó al de los atentados terroristas del 11-S, mientras el país registraba un nuevo record de fallecidos en una sola jornada, más de 1.800. Se acerca el momento Pearl Harbor invocado por las autoridades sanitarias, pero algunos dirigentes del país siguen sin estar a la altura del desafío. Y es que mientras legiones de familias velaban a los suyos en la distancia, decenas de miles de personas se veían obligados a hacer cola frente a los colegios electorales de Wisconsin para no perder su derecho al voto en las primaras demócratas y otras elecciones locales. Todo un gesto de heroísmo democrático provocado por la insensata temeridad de sus dirigentes. La pancarta de una votante lo resumía todo: Esto es ridículo.

Las primarias de Wisconsin son las primeras que se celebran desde el 17 de marzo, cuando el duelo por la nominación demócrata entre Joe Biden y Bernie Sanders quedó virtualmente congelado por la irrupción del nuevo coronavirus. Hasta 15 estados han optado por posponer sus comicios hasta los meses de mayo o junio o los han reconvertido para que se vote exclusivamente por correo. Eso mismo quiso hacer el gobernador demócrata de Wisconsin, pero se encontró con la oposición de la mayoría republicana en el parlamento regional y más tarde de la principal instancia judicial del estado. Cuando se levanten, miles de ciudadanos tendrán que elegir entre ejercer su derecho al voto o preservar la salud, dijo el gobernador Tony Evers el lunes, después de que el Tribunal Supremo del estado fallara en su contra.

El empecinamiento de los conservadores, que también tienen mayoría en el Supremo, obligó a celebrar las primarias en unas condiciones como mínimo insólitas. También respecto al recuento, que no se conocerá hasta el 13 de abril. Sin ser uno de los epicentros de la epidemia en Estados Unidos, Wisconsin supera los 2.500 contagios y se acerca al centenar de muertos, con una población cercana a los seis millones de personas. Hace dos semanas su gobernador cerró todos los negocios no esenciales del estado y ordenó a la población que evitara las reuniones de más de diez personas. Justo lo contrario a lo que se vivió este martes, marcado por las larguísimas colas frente a muchos colegios electorales.

Cinco colegios abiertos de 185

De los 185 colegios con los que se contaba inicialmente en Milwaukee, solo abrieron cinco. En parte por la desbandada de los interventores, un sector mayoritariamente formado por pensionistas, que prefirieron no jugarse la salud. El estado tuvo que echar mano de 2.500 reservistas de la Guardia Nacional para poder abrir los colegios, pero funcionaron tan pocos que los votantes tuvieron que esperar hasta dos o tres horas para votar en las principales capitales. De acuerdo con las crónicas locales, en las colas se respetó la distancia de seguridad, pero no todos los votantes llevaban mascarilla o guantes. Eso sí, se les pidió que se llevaran los bolígrafos de casa.

La gran pregunta es por qué los republicanos se negaron a aplazar las elecciones hasta el mes de junio como quería el gobernador. O por qué se opusieron a que todo el electorado pudiera votar por correo. La respuesta tiene menos que ver con las primarias demócratas que con la política interna del estado. Y es que este martes estaba también en juego uno de los asientos del Tribunal Supremo estatal, que tiene una mínima mayoría de jueces conservadores. Los republicanos han dado a entender estos días que cuanta menos gente votase más opciones tendrían de conservarla, de ahí que renegaran también del voto masivo por correo. Una posición respaldada por el presidente Donald Trump, quien llegó a decir que hubiera sido una estratagema corrupta.

De esas elecciones al Supremo dependen los planes republicanos para dejar sin derecho a voto en noviembre a más de 200.000 ciudadanos en un estado que Trump ganó por menos de 23.000 votos en 2016. Para conseguirlo, aprobaron en el parlamento una ley que obliga a presentar un carné donde conste la dirección del votante a la hora de votar. No es un requisito fácil de cumplir en un país sin DNI, particularmente para los negros de los barrios pobres de Milwaukee, con unas altísimas tasas de desahucios, según 'The New York Times'. Esa ley fue impugnada por los demócratas y está previsto que el Supremo decida pronto su suerte.

En contra de la posición del gobernador demócrata de Wisconsin y de sus propias autoridades sanitarias, Trump pidió a la población que saliera a votar. Salgan a la calle y voten ya por el juez Daniel Kelly, dijo al dar su apoyo al candidato conservador al Supremo. También Biden mantuvo que lo mejor era proceder con la votación, un Biden que tiene la nominación prácticamente hecha, pero que ha visto como el virus se empeña en aplazar su entronización. Y es que Sanders se resiste a abandonar, aunque una nueva derrota sin paliativos podría hacerle reconsiderar.