Tras finalizar sus estudios de Derecho, Alfredo Escardino inicia lo que él llama su “experiencia erasmus”, pues pasa varios años en el extranjero encadenando estudios de posgrado y prácticas profesionales. A lo largo de su vida laboral ha conocido la docencia universitaria, el periodismo y las relaciones internacionales en sus años en la Comisión Europea. Sin duda esas vivencias le han sido de gran utilidad para escribir ‘Una erasmus en Bruselas’ (Funambulista), su primera novela.

--¿Cuándo y de qué manera surge la idea de escribir esta novela?

-Hacía tiempo que quería escribir una novela pero no tenía claro qué historia contar. Y no lo decidí hasta hará cinco o seis años, a raíz de una conversación con alumnas que acababan de regresar de su estancia erasmus. Durante esa conversación constaté que muchas de las historias que ellas contaban, de las sensaciones que habían experimentado durante su estancia en el extranjero, eran similares a las que yo había vivido años atrás, cuando al finalizar la universidad pasé varios años completando mi formación fuera de España. Y me di cuenta de que el mundo de los erasmus tiene gran potencial narrativo. Además, tras indagar un poco, comprobé que esta experiencia estaba muy poco novelada, así que decidí contar las aventuras de una estudiante española que viviese una experiencia de ese tipo. Lo de que su estancia erasmus transcurriese en Bruselas fue una decisión mucho más sencilla: Bruselas es una ciudad en la que he vivido bastantes años, a la que le tengo mucho cariño y que, pese a hablarse de ella todos los días en los telediarios, es una gran desconocida. Además, da pie a ambientar en ella historias de intriga y suspense por ser el centro del poder administrativo de la Unión Europea.

--¿ Cuánto hay de vivencia personal en ella?

-Esta es una novela que narra una experiencia erasmus más compleja de lo habitual. Y es que la estancia de la protagonista en la universidad belga se ve alterada por una intriga que se remonta al siglo XVII, cuando Flandes pertenecía a la corona española, y que la vincula sin ella saberlo con una antigua y poderosa familia de la aristocracia flamenca. Así que nos encontramos con una novela de aventuras, detectivesca, de intriga y suspense, pero protagonizada por una estudiante universitaria y ambientada en el mundo de los exámenes, las fiestas y los vaivenes sentimentales propios de todo erasmus. En este sentido, tanto la trama como los personajes son totalmente inventados. Ahora bien, no puedo negar un cierto componente autobiográfico: muchas de las vivencias de los personajes, de las sensaciones que experimentan, son bastante comunes a todos los jóvenes que pasan una temporada en el extranjero. Y por tanto, de alguna manera yo también las viví en su día o conocí gente que las vivió. Además, la ciudad de Bruselas da a la novela un toque de realismo: todos los escenarios por donde transcurre la trama son reales. Y, pese a estar ambientada en los años ochenta, la gran mayoría de cervecerías, museos, teatros, mercadillos, chocolaterías y restaurantes todavía existen.

--¿Qué valores aporta a un estudiante la experiencia erasmus?

-Antes de nada quisiera decir que cuando hablo de “experiencia erasmus” no me refiero únicamente a aquellos estudiantes universitarios que obtienen una beca erasmus. Voy mucho más allá. Estoy pensando en todos aquellos que deciden completar su formación con una estancia académica o profesional en el extranjero (durante sus estudios universitarios o en un momento posterior). Yo, por ejemplo, no disfruté de una beca erasmus porque en aquella época no habían. Y , sin embargo, considero que mis años de formación en el extranjero, cuando terminé la universidad, son equiparables a una experiencia erasmus. Hecha la aclaración, recomiendo abiertamente a los jóvenes que vivan su propia experiencia en el extranjero, entendida en este sentido amplio. Habrán momentos mejores y peores (todo no son alegrías y fiesta, pues hay momentos de soledad, incertidumbre y dudas), pero les abrirá los ojos a realidades que desconocen, mejorará su conocimiento de idiomas, desarrollará su curiosidad y su tolerancia, les enseñará a desenvolverse fuera de su entorno habitual, harán amigos que mantendrán de por vida y, seguramente, en ese tiempo crecerán como personas mucho más de lo que lo habrían hecho de quedarse en su ciudad.

--¿Cómo definirías a la protagonista de la novela?

-‘Una erasmus en Bruselas’ es una novela muy “de protagonista”. Cristina Vilanova (que así se llama la estudiante española que pasa un tiempo en Bruselas) es el eje de la trama, su razón de ser. La novela está escrita en primera persona, como si fuese ella quien nos contase sus vivencias. Y no solo eso, la protagonista está omnipresente desde el primer capítulo hasta el epílogo. Incluso en las escenas en que ella no aparece físicamente, que las hay, los personajes que sí aparecen están pensando en ella o hablando de ella. Pero para esta novela tan “de protagonista” no he buscado una heroína de cómic, excepcional y arrebatadora. He preferido una joven normal, como tantas otras, con la que los lectores se pudiesen sentir identificados, con la que pensasen que lo que le sucede a ella le podía haber sucedido a cualquiera. Es una joven prudente y reflexiva, aunque a veces tiene un punto aventurero fruto de su afición a las novelas de detectives. Una joven como tantas otras que, en un momento dado, decide irse un tiempo al extranjero para conocer otras cosas, para aclararse, para conocerse mejor, para poner algo de distancia con respecto a una forma de vida que no le termina de llenar.

--¿Cómo se combinan en la novela los aspectos cotidianos con la trama de suspense?

-Como he dicho antes, esta novela no narra una experiencia erasmus convencional. Es cierto que el eje de la novela son las vivencias de un grupo de estudiantes extranjeros en la ciudad de Bruselas. Pero, por otro lado, hay una intriga que se remonta al siglo XVII, que altera la plácida experiencia erasmus y se convierte en hilo conductor de la novela haciendo que los personajes muestren sus fortalezas y debilidades. Esto implica combinar el tono festivo y desenfado, propio de la vida universitaria, con la tensión narrativa que se espera de una novela de misterio, intriga y suspense. Conciliar ambos registros, hacer que el paso de uno al otro fluya sin estridencias, ha sido lo más complicado a la hora de escribir esta novela.

--¿Algo que añadir?

-Sí, quisiera aprovechar para agradecer a la librería Argot el que me invitara a presentar mi novela aquí en Castellón. Y anunciar a los lectores que el 27 de diciembre estaré también en la librería de El Corte Inglés.