Joël Mestre es uno de los artistas de mayor prestigio que hayan nacido en Castellón. No pocos le han tildado ya de artista imprescindible. Es, sin duda, gran exponente de la nueva figuración con tintes surrealistas, y con una profunda reflexión sobre la cultura de los medios de masas actuales.

Son ya más de veinte los años que Mestre lleva recreando espacios inquietantes, atmósferas extrañas y volúmenes casi imposibles. Sus obras juegan con la percepción visual, con la geometría y arquitectura, con aquello que llamamos virtualidad, espacios digitales que ahondan en la cultura postmoderna. No hay que olvidar que Mestre formó parte de la muestra El Muelle de Levante, comisariada por Juan Manuel Bonet en 1994, exposición que sirvió de pistoletazo de salida para artistas de la talla de Gonzalo Sicre y Charris, además del propio Mestre.

NUEVA EXPOSICIÓN // Desde el pasado día 2, se puede contemplar algunos de sus trabajos más recientes gracias al proyecto expositivo del NH Mindoro, compARTE. Prototipos es el título de la muestra que se podrá disfrutar hasta el 30 de noviembre, y en ella “se reúne parte del trabajo que llevo ahora entre manos”, como afirma el artista de Castellón. Así, se observan pinturas y fotografías realizadas entre el 2012 y el 2015. “Efectivamente, hay dos piezas grandes de una exposición anterior que realicé en Madrid en 2012: El pecio nacionalista y El vecindario se moviliza; del mismo modo, exhibo lo último que se presentó en la exposición Travesías celebrando los 20 años de El Muelle de Levante. También hay otras piezas que aún no se habían expuesto, como las que llevan por título Vasera o el cuadro que le dedico a Barnett Newman”, explica Mestre, quien advierte que “lo más novedoso, quizá, sean las fotografías de objetos”. Y es que desde hace algunos años el artista trabaja a conciencia en los volúmenes. “A mí el tema de los objetos me atrae mucho, a veces es un referente o simplemente es una obra que queda de forma tangencial a la pintura y no la utilizo. Pero en este caso, comprobé que la imagen fotográfica recogía muy bien ese interés”, apostilla.

¿Y cuál es el nexo que une todo? ¿Existe un denominador común en una exposición que recopila varios años de trabajo? La clave es “ese color azul cobalto”, señala Mestre, quien advierte que “tiene algo de extraño, de misterioso, porque aparece en muchos momentos históricos, y los vemos a diario. Parece que es un color portador de noticias nuevas, de expectativas”. Para Joël, esa tonalidad goza de interés “porque igual aparece en un telediario televisivo como en aquellas cerámicas de Della Robbia en las que aparecen escenas bíblicas”. Aún con todo, asegura creer que está especulando todavía en este aspecto, “no sé muy bien el sentido de ese camino inicial”.

Inmerso en ese proceso de indagación, iniciado por la utilización del color azul cobalto, Mestre se sorprende a sí mismo, como se sorprende de “la capacidad que tiene el medio de la pintura para asociar áreas de conocimiento”. Precisamente, para él, ese pigmento le conduce por igual “hacia una noticia que está muy presente en los medios, como hacia un anuncio o a un autor como Barnett Newman”. La mención a Newman no es baladí, aunque “reconozco no es un autor que en principio me interese”. No obstante, en un momendo dado, cuando pintaba un cuadro lo asoció con el Onement VI, Obra mítica del estadounidense y a la cual la rinde un singular tributo en ‘Prototipos’. A pesar de no sentir predilección por Newman, “casi sin querer, me puse a pensar en él y en la literatura que en él hay implícita”, por eso reconoce que le sorprende “el hecho de que afloran cosas mientras pintas, lo cual provoca que todavía me interese el acto de pintar, el medio”.

EL PODER DE LA PINTURA // ¿Cuál es el estado de salud actual de la pintura? ¿Ha perdido su hegemonía como medio principal de expresión artística? Joël Mestre no escapa a esas cuestiones. De hecho, ha reflexionado y reflexiona mucho sobre ello. “A veces pienso cómo la pintura puede sobrevivir en una situación como la actual en la que tiene que coexistir con medios más sofisticados, con internet, etc.”, arguye, para acto seguido declarar que “al final, me doy cuenta que la pintura es como un hipervínculo, una especie de resorte que, cuando eres capaz de ver o producir, te conduce por muchas direcciones. Es como si abrieras ventanas”.

Todas esas conexiones que brotan por causa y efecto de la propia pintura están presentes en esta muestra. Esas relaciones aparentemente inconexas hacen que en un mismo espacio “puedas contemplar una obra que recuerde a Barnett Newman y otra a un especiero del siglo XVIII”. Precisamente, las imágenes cerámicas cobran un especial protagonismo. Tal y como afirma Mestre, “surgen tras varias visitas a museos en las que se exhiben esas piezas un poco descascarilladas”. A partir de ahí, dice, “imagino todo un proceso de rotura”. Estos cuadros, como ‘Plato’, ‘Toledana’ o la ya mencionada ‘Vasera’, “no están sacados de fotografías, ni mucho menos”. Todo es fruto de una pintura que podría tildarse de automática, una pintura en la cual el propio Mestre, como asegura él mismo, imagina esa pequeña rotura del vitrifricado de la cerámica. “¿Qué sucedería si genero toda una película a partir de esa rotura”, se pregunta. Por tanto, el espectador tiene ante sí un objeto que, en apariencia, se está rompiendo, “pero esa pieza no corresponde con algo real”. En otras palabras, estas obras son algo muy “magrittiano”. “Estas imágenes son, a priori, un objeto sobre una mesa, pero siempre hay sombras arrojadas --que es un recurso muy barroco-- y luego también hay como un tipo de quietud que recuerda mucho al ámbito de la publicidad o a esos vídeos que se cuelgan en las redes sociales en los que hay una imagen inicial inmóvil y luego cuando pasas el cursor se activa la película. Estas cosas creo que son fuentes de las que la pintura hace un camino de ida y vuelta”. En definitiva, empleando la tradición escénica y el azar como protagonistas, la obra reciente de Joël Mestre plantea de nuevo curiosas paradojas. Sus modelos en apariencia destruidos son reorganizados en una nueva forma o modelo en equilibrio, mostrando un sentido imprevisible e inesperado de la realidad.