Ciudadela, Menorca. Cuando María Médem se reincorpora a su puesto de agente de la comisaría local tras una baja maternal, aparecen en la isla dos sexagenarias asesinadas. En el domicilio donde se descubren los cuerpos se dan tres coincidencias: un fuerte olor a algo parecido a la hierbabuena, una misma canción de Raphael reproduciéndose una y otra vez en el ordenador y un orden estricto en todas las estancias. El pasado de la protagonista como integrante del grupo de Homicidios de Barcelona es razón suficiente para que le encarguen una investigación que se presenta compleja.

Compatibilizar sus obligaciones de madre con su trabajo, a pesar de las ausencias intermitentes de su marido por exigencias laborales, incluso la turbadora presencia del enigmático Roberto Rial, responsable de la unidad de Homicidios de la central en Madrid, no son ni de lejos la principal preocupación de María. Su verdadero problema tiene nombre y apellido: Amparo García, su suegra.

Dormir varios días al mes con medio lecho vacío, trabajar en una comisaría repleta de tipos insensibles y tener un bebé del que ocuparse, pueden convertir la vida en un infierno. Pero tener que vérselas con una suegra insoportable que incluso podría ser una asesina de ancianas, es algo definitivamente peor.

‘No nos dejan ser niños’ es una novela negra actual y cercana que desconcierta al lector desde la primera página, obligándolo a modificar constantemente su opinión y empujándolo a continuar leyendo. Su autor: Pere Cervantes.

UN ‘AGENTE ESPECIAL’

Nacido en Barcelona en 1971, Cervantes, este subinspector de Policía residente en Castellón es un amante de las letras y de la gran pantalla. Desde siempre, o al menos eso es lo que dicen sus allegados, está empecinado en crear historias en forma de novelas o guiones para cine o televisión. Tras haber publicado ya tres libros de ficción (‘La soledad de las ballenas’, ‘366 lunes’ y Rompeolas’), muy distintos entre sí, ahora se estrena en la novela negra con este ‘No nos dejan ser niños’ que publica Ediciones B en una de las apuestas para este verano, época perfecta para dejarse llevar por una buena intriga.

Diagnosticado por quien bien le conoce como un tipo nostálgico, tozudo por vocación y soñador, lleva casi 25 años “pateando las calles” de este país con una placa en el bolsillo, una pistola en la cintura y una mirada en modo grabación que le sirve, de primera mano, para crear sus novelas. Es lo que se conoce en el argot policial como un miembro de “la pringue”.

Pere Cervantes no duda en afirmar que se licenció en la carrera errónea, que en esa época de cuando estudiaba no existía la licenciatura de narrador de historias. También reconoce que su experiencia de tres años en los Balcanes como observador de paz de la ONU le enseñó que la hostilidad, al margen de etnias y religiones, suele atemperarse con la lectura, tal y como lo demuestra la lectura de ‘No nos dejan ser niños’, que acaba de salir a la venta. Otro autor a tener en cuenta. Recuerden. H