Javier Calleja es consciente de que aceptar de nuevo el encargo de hacerse cargo del primer equipo del Submarino comporta un récord más que complicado. Durante su ausencia —seis jornadas en las que las victorias han brillado por su ausencia— el Villarreal ha dado varios pasos hacia atrás. Calleja dejó el equipo en la jornada 15 tras la derrota en casa ante el Celta. Entonces el equipo estaba fuera de la zona de descenso, aunque igualado a puntos con el Athletic, que marcaba por aquel entonces la frontera con las tres últimas plazas. En su segunda etapa en la Liga 2018/2019, el preparador madrileño empezará en clara desventaja con todos sus rivales directos por la permanencia, cinco puntos por debajo de una salvación que ahora marca el Rayo Vallecano con 23 puntos.

«Creo ciegamente en que lo vamos a conseguir, porque de lo contrario le hubiera dicho al presidente que lo veía imposible», apuntó ayer Calleja, que contó con el apoyo de Fernando Roig en el momento de retomar su trabajo al frente del Submarino. El presidente se reunió por espacio de media hora con el recuperado cuerpo técnico y los futbolistas del primer equipo. La presencia de Roig en el vestuario recalcó el innegociable poder de Calleja a partir de ahora y sirvió para reclamar un alto grado de compromiso con el objetivo de seguir en Primera División para garantizar la solvencia del proyecto del club.

El 50% de los puntos en juego

Roig cuantificaba el pasado martes en 43 puntos el valor de la salvación del equipo. Eso significaría que el Villarreal estaría obligado a ganar prácticamente la mitad de los puntos que le quedan en juego en esta liga de 17 jornadas que se plantea Calleja en su regreso. 25 puntos que tendrán que labrarse en los ocho encuentros que restan en La Cerámica —el primero este domingo frente al Espanyol— y las nueve salidas pendientes, algunas tan complicadas como las del Metropolitano y el Bernabéu.