«Vamos a la cámara 6.... ¡6!.... Vamos a la 5.... ¡5!....». Mientras lanza las órdenes de cambio de planos del partido de Liga del sábado Barça-Madrid, Òscar Lago señala con un brazo en alto las pantallas que se 'pinchan'. Es un director sin batuta de una espectacular orquesta formada por medio centenar de pantallas que se despliegan ante él. Y Lago, curtido realizador con incontables Clásicos en sus retinas (debutó en 1991), las controla todas desde la unidad móvil (UM) que es el centro de control de la productora catalana Mediapro para el partido.

Òscar Lago, realizador del partido de Liga Barcelona-Real Madrid. MANUEL DE LUNA

El ambiente en la UM es tranquilo en comparación con el estallido de emociones que se viven a apenas 300 metros, en el Camp Nou. Tranquilo, pero tenso. Hay electricidad. Las 25 personas que arropan a Lago («Sin ellos, mi trabajo sería imposible») saben mucho de televisión y más de fútbol, y la compenetración entre todos estos miembros de la orquesta hace que todo fluya con esa tensa tranquilidad hipnótica.

«Cámara 15... ¡15!... El ritmo que marca el director de orquesta Lago para ver lo mejor posible lo que pasa en el césped («Me limito a plasmar una historia que escriben los jugadores») se rompe un segundo: «Tengo a punto a Cristiano en un Intel», dice el responsable de las repeticiones, sin apartar la vista de las pantallas. Por Intel se refieren a la nueva tecnología de repetición de las jugadas, con una visión de 360º. Puro videojuego que se estrena en este Clásico y en la Liga.

«Bien, pues.... ¡no! Ahora no, cuando pare el balón....», dice Lago, sin apartar la vista de las pantallas. Tranquilidad, tensión, todo fluye en la semipenumbra de un habitáculo no apto para claustrofóbicos. «¡Ahora!», ordena Lago, y al instante salta en la pantalla un vídeo de repetición. «Diez, nueve, ocho...», va contando alguien en voz alta (pero sin gritar). Mientras cuenta, en la repetición se ve un vuelo de cámara lenta de 360ª fascinante e imposible... Hasta que se estrenó Matrix. Pero ahora no es ciencia ficción. «Tres, dos, uno... ¡fuera!». Se acaba la repetición, aparece la cortinilla de separación de LaLiga y, a continuación, un plano general del Camp Nou en tiempo real. «Cámara 15... ¡15!». Brazo en alto, Lago sigue sin apartar la vista de las pantallas. Sin agobio, relajado, sabe que 24 pares de ojos más le siguen en perfecta armonía orquestal para hacer que la historia que están plasmando sin guion la disfruten lo mejor posible los cerca de 650 millones de personas de todo el mundo que verán el enésimo partido del siglo.