Son tantas las cosas que han pasado en el Castellón en los últimos tiempos, y tan deprisa, que muchas parecen quedarse en un segundo plano, casi sepultadas por el olvido. Si la temporada ha sido especialmente dura para la plantilla, imagínense a Abraham Peleteiro, que primero la sufrió en sus carnes formando parte del vestuario y, desde mediados de marzo, en solitario, recuperándose de una grave lesión de rodilla que le obligó a pasar por el quirófano. Además, para el coruñés, no hay verano que valga: trabaja seis horas al día con el objetivo de estar en disposición de volver a principios de octubre.

«Los plazos se están cumpliendo, pero soy conservador: solo volveré cuando esté al 100%, no me daré más prisa que la necesaria», esgrime el lateral derecho, entre las dobles sesiones de rehabilitación de cada jornada, satisfecho porque la articulación va ganando en movilidad y fuerza, tras ser operado de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, después de unos primeros días un tanto frustrantes debido a unas fiebres que no le abandonaban.

Doble pelea

Abraham no duda en definir la temporada: «Ha sido una lucha contra los elementos, primero colectiva y luego individual», destaca en el plano más personal. No lo verbaliza, pero piensa y se refiere a todo lo que ha sufrido por culpa de David Cruz.

No obstante, Abraham se ha sentido bastante arropado. No solo por los compañeros que le fueron a visitar al hospital Rey Don Jaime de Castellón y que le hicieron partícipe de los éxitos, sino también por el gesto de renovarle en esos momentos. «No he tenido problemas», destaca, dentro de la vorágine de obstáculos a superar: «El club me apoyó y me trató muy bien. Me operó el doctor Ramón Llopis, que es muy bueno. Además, Nahum [Mingol, ahora desvinculado del Castellón y nuevo entrenador del Almazora] estuvo muy encima de mí y me ayudó con el papeleo». Incluso en esos instantes, se sintió reconfortado por la visita en su domicilio, incluso, de Frank Castelló.

Aprovechando el tiempo

Con todo, el coruñés es consciente de que se encuentra en el ecuador de esta travesía. Ha dejado atrás los tres primeros meses y confía en regresar en otros tres. El bocairentí le espera a finales de septiembre o principios de octubre, con lo que aún tiene mucho camino por recorrer.

Al menos, Abraham ha compaginado la recuperación con dar un impulso a los estudios, rematando el máster para obtener la titulación de Economía que le permitirá impartir clases en la Educación Secundaria. «Cuando estás mal, te cuesta hasta concentrarte, pero poco a poco me he ido sintiendo mejor», sostiene en esa doble lucha, física para ponerse a punto, y mental, para dar ese otro impulso a su formación que todo futbolista, principalmente en estas categorías, no tiene que descuidar.

Paso necesario

Desde su domicilio en Valencia, Abraham también ha podido observar y valorar los últimos acontecimientos (movimientos sísmicos, mejor dicho) en torno al club, con unas dosis de distancia y perspectiva.

«Estoy muy contento, porque se ha dado el primer paso, importante y necesario, para que el Castellón tenga una posibilidad de sobrevivir», esgrime. «Pero no se tiene que quedar solamente ahí, sino seguir adelante», añade el futbolista, quien todavía no ha tenido demasiado contacto con los nuevos gestores. «Es gente que utilizan el sentido común», señala.