El Castellón sacó petróleo del Miniestadi (1-1). De los 11 empates con los que cierra la primera vuelta, seguramente, es el de mayor valor: lo hizo en un escenario complicadísimo y frente a, según los expertos, una de las mejores generaciones del Barcelona B de los últimos tiempos. Un talentoso grupo de jugadores a los que les falta colmillo para rematar partidos como el de ayer, en el que monopolizan el balón (74%-26%) y tienen un montón de oportunidades, pero sin ese instinto asesino, permiten que sus adversarios obtengan una recompensa que, futbolísticamente hablando, tal vez no merezcan.

Los albinegros estuvieron a merced durante la mayor parte de los 97 minutos que duró el encuentro. Sobrevivieron como buenamente pudieron, gracias a un absurdo autogol de Mujica, poco después del 1-0 de Álex Collado. Campos, el larguero y un encomiable espíritu defensivo colectivo impidieron la derrota para lograr un botín que les deja a tres puntos del play-out y a cuatro de la permanencia. No es una situación boyante, pero teniendo en cuenta de donde se viene y la terrorífica cuesta de enero (el domingo que viene, a visitar al Atlético Baleares, inaccesible en Son Malferit), permite, junto a la reconstrucción en marcha del equipo en este mercado de invierno, no ser del todo pesimistas.

UN 4-4-2 EN ROMBO // Cano explota la faceta de este Castellón tan camaleónico. De salida, nueva disposición táctica, un 4-4-2 en rombo, con Muguruza y Verdú (más laterales que carrileros en la Ciudad Condal) y Satrústegui y Delgado cerrando atrás, con Castells de pivote defensivo ayudado por Caballero y Gálvez en la medular y Kilian de enganche; arriba, Cubillas y el debutante Jairo.

Cano trató de mitigar el previsible monólogo del Barcelona B con un repliegue defensivo intenso que, a menudo, dejaba una imagen inquietante: el borde del área (o directamente, el área entera) de Campos invadido por más de una quincena de futbolistas, entre albinegros y azulgrana. El Castellón manejó la pelota durante cerca de dos minutos, del 4 al 6, casi siempre en campo propio, en lo que supuso un oasis en medio del constante asedio de los locales que, al cuarto de hora, ya doblaban en manejo del esférico a los orelluts y, además, habían probado a Campos un par de veces, primero con un brillante movimiento casi en el área pequeña de Mujica y luego un disparo lejano de Riqui Puig que el portero valenciano se quitó de encima.

Con semejante panorama, era una quimera poder resistir con el 0-0. Justo en el ecuador del primer tiempo, el Barça B finalizó con éxito una de esas interminables y basculantes posesiones, con un zurdazo cruzado de Álex Collado que terminó en las mallas. Un 1-0 que no varió lo más mínimo la decoración, con un rival aún volcado y otro encogido.

MILAGRO // Y, en esas, sonó la flauta. El Castellón por fin se asomaba a los dominios de Iñaki Peña con motivo de su primer saque de esquina... y acabó el 1-1. Pifia de Satrústegui que debió, incluso, despistar a Mujica, el delantero centro encargado del marcaje del navarro, que remató como debería haberlo hecho el central para, solo seis minutos después del 1-0, devolver el encuentro a su estado inicial, al menos desde el punto de vista del resultado.

El Barça B acusó el empate. Por la cabeza de los talentosos pero jóvenes futbolistas azulgrana debió rondar un pensamiento: ¿cómo es posible que, con todo lo que hemos hecho, vayamos 1-1? Los albinegros tuvieron un momento de respiro, pero escaso, porque el conjunto de García Pimienta volvió a la carga, con la diferencia, a excepción del primer arreón, de que no llegó a plasmar su absoluto dominio en ocasiones claras.

MÁS AGRESIVIDAD // El Castellón apretó los dientes a su regreso al partido. Elevó su nivel de agresividad y el encuentro decayó, lo que beneficiaba a los orelluts, que desconectaron a sus oponentes. El encontronazo entre Delgado y Wagué, que acabó con el lateral derecho internacional senegalés (metió un gol en el pasado Mundial de Rusia, para que vean cual es el verdadero listón de este Barcelona B) en camilla, enfrió más la tarde e, incluso, permitió la mejor oportunidad de los albinegros, con Cubillas metiendo la puntera para que Iñaki Peña se empleara a fondo (min. 68).

No obstante, el Barça B se recompuso para el último arreón. Araujo cabeceó al larguero y Marqués remató alto en posición ventajosa. Los azulgrana dejaban espacios que el Castellón, ya con un Pablo Roig cuyo protagonismo crece a pasos agigantados, no acabó de aprovechar, como ese control del cumpleañero Caballero en el punto de penalti que se le escapó (y con el, el 1-2), seguramente por el cansancio de correr de forma perpetua tras el balón. De nuevo Araujo, con prácticamente 21 jugadores en el área de Campos, tuvo el 2-1.

Hubo que sufrir más allá de los cinco minutos de descuento que dio Moreno Muñoz, que le metió algo de picante a la prolongación al expulsar, por un quítame allá esas pajas, a Guillem y Delgado, una acción que hubiese resuelto sin grandes aspavientos con sendas amarillas pero...

HASTA EL 97... // Un 10 para 10 que solo permitió un saque de falta en los territorios de Iñaki Peña sin ningún tipo de incidencia.

No fue por méritos contraídos, evidentemente, pero sí es un valioso punto para los albinegros con el que se agarra a la lucha por la permanencia. Fue superado de forma rotunda por el Barcelona B en prácticamente todas las facetas del juego menos en lo que realmente importa, el marcador, por un puñado de jugadores que, en poco tiempo, estarán en Primera. El Castellón de Cano ha demostrado que no solo está para la poesía, sino también para escribir con trazo grueso, porque lo que importa es sobrevivir.