El Tottenham castigó la apatía del Madrid en Wembley (3-1) y, con un doblete de Dele Alli y un tanto de Christian Eriksen, dejó prácticamente asegurado su pase a octavos de final de la Liga de Campeones y agigantó la crisis del vigente campeón de Europa.

Ni el escenario —un estadio tan emblemático como Wembley—, ni la inmensidad del partido lograron despertar de su letargo al Real Madrid, que saltó al césped de La Catedral con la misma pasividad e ineficacia que demostró hace cuatro días en Girona.

La vuelta de Alli después de haberse perdido las tres primeras jornadas de la Champions League por sanción insufló al ultramotivado y magníficamente bien trabajado Tottenham de una marcha más ante el 12 veces campeón de Europa, totalmente a merced de los ingleses durante los 90 minutos. De hecho, el citado Alli, debutó esta temporada en la máxima competición continental con un doblete.

Los hombres de Mauricio Pochettino se aprovecharon de la endeblez física y mental de los de Zinedine Zidane, que apenas aguantaron 26 minutos en su primera visita en Wembley. Hay que destacar que el primer tanto local no debió subir al marcador, pues el asistente Trippier estaba en fuera de juego antes de asistir a Alli en el primer tanto. Solo Cristiano, ya sin tiempo, pudo maquillar el resultado final.