El Villarreal saldó su penúltimo amistoso de pretemporada con una goleada, ni mucho menos engañosa a pesar de gestarse en los últimos compases del duelo ante La Nucía, y que deja claro que la facilidad para ver puerta es una seña de identidad de este remozado Submarino, que poco a poco va ajustando las piezas y que el próximo sábado tendrá ante el Bolonia de los viejos conocidos Soriano y Sansone, su último test antes de recibir al Granada en la Liga, el día 17.

Javier Calleja echó mano ayer de todos y cada uno de los jugadores con los que cuenta para el estreno oficial. Incluso se tomó la licencia de calibrar las opciones de promoción del central Sofian —recién llegado al filial— en una demarcación que se ha quedado algo coja tras la última salida, la de Víctor Ruiz. Por supuesto, Calleja siguió explorando la variedad táctica de la nueva plantilla. Así, el técnico inició el amistoso con un 4-1-4-1 que permitió a Zambo Anguissa ofrecer los primeros apuntes de un despliegue físico que se presume vital para el Villarreal 2019/2020. Por delante, Manu Trigueros y Morlanes como organizadores.

No fue con este dibujo con el que se sintió más cómodo ayer el Submarino. Sí, los amarillos controlaron el ritmo del partido, pero la conexión con Bacca —al que le anularon un gol y obligó al guardameta local a emplearse a fondo para evitar el 0-1— fue intermitente. Tal vez influyera el hecho de que Chukwueze todavía no ha tomado el pulso competitivo tras el descanso posterior a la Copa África, lo que sí ha hecho Ekambi, de los mejores ayer a pesar de que se le negó un gol que tuvo cerca al estrellar un balón en el larguero.

Antes de que Calleja pusiera en marcha el carrusel de cambios, Morlanes encarriló la quinta victoria del verano enviando un misil teledirigido a la escuadra de la portería local. Posteriormente, el Submarino volvería a mutar tácticamente a un 4-4-2 y con los últimos cambios a un 4-2-3-1 con el que llegó el festival final.

LOS GOLES, AL FINAL / El equipo notó las pinceladas mágicas de Cazorla, el poderío en el avance de Iborra, la movilidad de Gerard o la jerarquía de Raúl Albiol, que se sumaría a la fiesta con el segundo tanto del Villarreal (m. 86) rematando de forma inapelable con la zurda un lanzamiento desde la esquina de los groguets. Parecía que el resultado se quedaría ahí, pero este Villarreal, como demostró contra el Augsburgo en el stage en tierras austriacas, no está dispuesto a relajarse por clara que sea su ventaja. Un autogol de Pedraza y un tanto de Cazorla ya en los minutos de prolongación darían más brillo aún a otro examen aprobado con buena nota.