El PAOK Salónica-AEK Atenas, el partidazo del fin de semana en la Liga griega, fue suspendido por la invasión del terreno de juego del estadio Tumba por aficionados y directivos del PAOK, incluido su presidente, enfurecidos por un gol anulado al caboverdiano Fernando Varela en el tiempo añadido.

El choque enfrentaba a los dos primeros clasificados. El AEK, que dirige el español Manolo Jiménez, afrontó el duelo como líder de la tabla, con dos puntos de ventaja sobre el PAOK, que dirige el rumano Razvan Lucescu.

El encuentro transcurría con empate sin goles y en el tiempo añadido Varela llevó el balón a la red, pero el árbitro, Georgios Kominis, señaló fuera de juego e invalidó el tanto que hubiera situado al PAOK en el liderato.

La decisión exaltó a los seguidores, pero también a los jugadores locales, que cercaron al juez del encuentro, y al cuerpo técnico, que saltó al terreno de juego para acentuar su protesta.

Sobre el césped irrumpió, excitado y molesto por la decisión del árbitro, el presidente del club, Ivan Savidis, que se dirigió al árbitro armado con una pistola y lo amenazó. «Tu carrera como árbitro se ha terminado», le dijo, según relató el entrenador del AEK, Manolo Jiménez. Ante la pasividad de la policía, fue un miembro de la vigilancia privada del estadio quien calmó al dirigente.La situación se prolongó durante varios minutos. Los jugadores del AEK se marcharon al vestuario, que poco después alcanzó también el árbitro. En pleno caos, los futbolistas del PAOK permanecieron en el campo a la espera de que se reanudara el partido.

Antes del inicio del duelo se produjeron altercados en las proximidades del estadio y la policía tuvo que intervenir ante la actitud de los seguidores radicales de Salónica, que lanzaron objetos de todo tipo a los miembros de la seguridad.