Díez días y un partido han bastado para que Juan Carlos Garrido cambie radicalmente la fisonomía de un CD Castellón. Con Óscar Cano, parecía un equipo de una sola cara, con unos registros futbolísticos muy marcados; con la impresión, además, por la propia composición de la plantilla, por el tipo de futbolista que la integraban, de que no estaban preparados para esa transformación frente al potente Sporting, que sí logró Garrido con una victoria por 2-0. Fue una metamorfosis total, que entró por el ojo de hasta el más crítico de los espectadores que vieron el encuentro, lo que vuelve a germinar la esperanza de la permanencia, a la espera de que los refuerzos (fundamentalmente, un central y un jugador desequilibrante para las proximidades del área rival) la terminen de avivar.

la estadística

Menos del 27% de posesión y 8 remates

El Castellón de Óscar Cano, el de las primeras 21 jornadas, tuvo la posesión una media del 55,5% del tiempo, pero solamente se traducía en dos tiros por encuentro. El primer partido de Garrido dio un espectacular vuelco a estas dos estadísticas, que reflejaron vivamente el nuevo estilo: menos de la mitad de balón respecto a los precedentes (26%) y ocho disparos a puerta (cuatro veces más de lo que era normal). La primera puede que se viera influenciada por el relativamente madrugador gol de David Cubillas (minuto 19); pero es que la primera acción, el saque de centro, ya arrancó con un balón en largo, en tanto que Marc Mateu probó a Christian Sánchez, guardameta rojiblanco, con dos tiros en los compases iniciales de la contienda.

el estilo

Cifras del Castellón que veremos ahora

Otra novedad fue ver al equipo mucho más metido en el partido, empezando por el cuerpo técnico. Estadísticamente hablando, esos nuevos hábitos se reflejaron en facetas como los despejes (38, por los 17 del Sporting), 18 entradas (también por encima del doble respecto a su oponente), 7 interceptaciones... Eso sí, el Castellón redujo el número de pases a 206 (fruto, además, de lo poco que tuvo el esférico) y el acierto en los mismos (46%), en parte por el riesgo de los 78 pases largos que intentó. Como dato negativo, sin duda, el pobre rendimiento de los balones al área, con solo un remate (el 1-0) de los 13 que los orelluts probaron.

la táctica

Así se articuló la nueva versión del Castellón

El Castellón partió desde un 1-4-4-2, que combinó con un 1-4-2-3-1. Garrido reforzó la organización con tres centrales (Iago Indias como lateral derecho), manteniendo a Rafa Gálvez en el eje de la zaga, esta vez acompañado por Carlos Delgado, veterano y expeditivo. Titularidad para Víctor García por la izquierda, en uno de los cambios llamativos. Por delante, el exitoso regreso de Carles Salvador y Gus Ledes (otra de las sorpresas: el portugués parecía estar en la rampa de salida): es decir, dos centrocampistas diferentes y, hasta cierto punto, complementarios. Garrido no tocó a los interiores/extremos (Arturo Molina por la derecha y Marc Mateu en el otro costado). Y arriba, de nuevo Rubén Díez de inicio con libertad de movimientos, más el especial carácter que imprime la presencia de David Cubillas, quien además obliga a una constante vigilancia por parte de la defensa rival.

Consciente de que el Castellón es un equipo en reconstrucción y del talento de los gijoneses, el técnico valenciano ordenó ceder la pelota al rival y un repliegue intensivo, fórmula que le salió bien, lo cual no es óbice para reconocer que aún concedió demasiado (el penalti, un balón al poste, un mano a mano clarísimo...), que un portentoso Álvaro Campos minimizó con una tarde memorable.

Los nombres propios

Los triunfadores en el estreno de Garrido

Teniendo en cuenta las siete bajas ante el Sporting y la ausencia de refuerzos (Javi Moyano aún no estaba inscrito), el primer once de Garrido puede no tener todo el carácter de definitivo.

Álvaro Campos fue uno de los artífices de la victoria, más cómoda en el marcador que sobre el césped. Carles Salvador, pese a sus tres meses de baja, regresó a un buen nivel, habida cuenta de su larga inactividad. Cubillas también aportó todo lo que él puede aportar y más, en tanto que Marc Mateu recordó al futbolista imprescindible del principio de la temporada. Rubén Díez, igualmente, recuperó las sensaciones perdidas. Sin embargo, el más sorprendente fue Gus Ledes, sobre todo porque entraba en las quinielas de dejar el Castellón: su mejor actuación como albinegro, rubricada con el 2-0.

Por otro lado, significativas las suplencias de Eneko Satrústegui y Josep Señé, dos de los jugadores a los que Cano más había defendido; así como las de Álvaro Fidalgo e Igor Zlatanovic (solo el navarro no tuvo minutos).