El FC Andorra, bajo el impulso de Gerard Piqué, es uno de los clubs más mediáticos de Segunda B, aunque por razones bien distintas a las del CD Castellón, por ejemplo. Hace solo unos meses jugaba en Primera Catalana, pero un primer ascenso deportivo y otro en los despachos --ya saben, pagó los 450.000 euros largos para hacerse con los derechos federativos del Reus y regresar a Segunda B-- le han convertido en un equipo especial, con futbolistas de Argentina, Senegal, Mali...

La llegada del mecenas

En diciembre, Piqué, a través del grupo Kosmos (la empresa del futbolista del Barcelona), compraba el Andorra (arrastraba una deuda de 600.000 euros), que se convertía en sociedad anónima deportiva, con 206 votos a favor y una única abstención.

Como ha sucedido con otros proyectos de Piqué, no era un desembarco sin más. «Sonará el himno de la Champions en Andorra», ha llegado a decir el barcelonista. Cuando adquirió el club, los tricolores estaban a 16 puntos de la promoción en Primera Catalana. Subieron en mayo. Dos meses después, en medio de las acusaciones de adulterar la competición, pagaba los 452.000 euros por la plaza del Reus. Tampoco está para echar raíces en Segunda B. El equipo, dirigido por Gabri Garcia, está asentado en la zona de play-off y llegó a ser líder.

De patito feo a cisne

¿Cómo era el Andorra pre-Piqué? Llegó a militar 16 temporadas en Segunda B (visitó Castalia cuatro temporadas consecutivas, en la década de los 90), siendo un equipo de cierto rango gracias al apoyo económico del singular régimen fiscal del Principat (sobre todo, del casino). Pero en cuanto lo perdió, el equipo se desplomó: bajó con solo 7 puntos (una victoria) en 38 jornadas en 1998.

El Andorra pasó a convertirse en el patito feo del país de los Pirineos. Un equipo que militaba en Primera Catalana y que, con mucho trabajo, luchaba por la permanencia, sobre todo tras el 2008, cuando casi desaparece por su deuda. Tocó fondo en Segunda Catalana, pero poco a poco empezó a recuperar el terreno perdido, aunque la llegada de Piqué transformó el club en un cisne, subiendo dos categorías en dos meses para volver a Segunda B.

Gigante con pies de barro

Pese a los sueños de grandeza, el proyecto aún está en pañales. De hecho, no juega en la capital: el Prada de Moles está en Encamp, a seis kilómetros de Andorra la Vella. Un estadio para 500 espectadores, sin bar... También llama la atención el escaso peso del fútbol base y con solo un representante del Principat (Ludovic Clement ha jugado 68 minutos).

Todo pasa por Piqué

Los innumerables compromisos futbolísticos --y los que no lo son-- impiden que Piqué pueda volcarse en el Andorra. Pero el director deportivo Jaume Nogués, hombre de confianza del central, asegura que «Gerard interviene en todo». «Está en los fichajes, le preocupa el campo, el club...», añade.

Es el responsable de que el Andorra tenga un ADN 100% Barça. Su filosofía, el entrenador Gabri Garcia (junto a su segundo, Albert Jorquera), jugadores formados en La Masia como Martí Riverola o Adrià Vilanova (hijo del malogrado Tito Vilanova)...

Poderosa plantilla

Para lograr el ascenso a Tercera, los cantos de sirena desde el país de los Pirineos sedujeron a Nico Ratti, Ernest Forgas, Moha Keita... Este año, el fichaje más llamativo es el de Víctor Casadesús (delantero del Mallorca, Real Sociedad...), junto al Miguel Palanca (exjugador del Castellón).