Pocos días después de la muerte de Tomás 'Trinche' Carlovich, el gran mito del fútbol argentino encontró una modesta pero a la vez única comprobación: de la nada surgió un vídeo donde se ve jugar a los 42 años al hombre que nunca participó de las ligas mayores y ha sido comparado con Diego Maradona. "Hoy son oro esos cinco minutos jugando con 42 años para el club Argentino de Monte Maíz", dijo Ezequiel Fernández Moores, el más agudo de los periodistas deportivos de este país.

"Astuto, el Trinche Carlovich dejó siempre que otros narraran sus hazañas. Que él era mejor que Maradona. Que el doble caño. Que bailó a la selección (argentina). Que se fue a pescar el día que lo citó (César) Menotti. Y que en Central Córdoba nadie le podía sacar la pelota", añade Moores. Carlovich fue una leyenda de Rosario, la ciudad de Menotti, Leo Messi, Jorge Valdano, Marcelo Bielsa y Ángel Di María. Su momento cumbre, aquel partido de 1974 contra el seleccionado argentino que se preparaba para el Mundial 1974 y terminó siendo humillado por ese jugador ignoto, solo tiene registro gráfico: han quedado las palabras de asombro de los cronistas de esa noche. Todo lo que vino después forma parte del relato oral y las invenciones colectivas.

Carlovich es el gran héroe desconocido del fútbol argentino que remite a un tiempo en el que el juego no estaba determinado por el mandato de ganar o ganar. Hasta se escribió una obra de teatro, 'El Trinche', de Jorge Eines, en la que el personaje recita un código ético ajeno a cualquier tentativa de figuración. No se sabe si fue él el autor de la fabulación según la cual Pelé se negó a aceptarlo en el Cosmos, temeroso de que ese flaco de trancos lentos le robara el centro de los elogios. Pero fue de su boca que salió semejante disparate. Y así fue repetido: Pelé podía jugar con Beckembauer pero no con Carlovich.

'Trinche' murió tras la golpiza de una banda de maleantes que le robaron la bicicleta. Fue velado en el estadio de Central Córdoba, en Rosario, trasgrediendo las restricciones de la cuarentena. Pocos días después se conoció el video. Escasas imágenes reveladores de un jugador ya cansado de su condición de trotamundos y canchas menores. Miles de argentinos fueron a buscar la constatación de sus atributos en Youtube. Se encontraron con un jugador que ofrece algunas pinceladas de calidad, pero ni gol, ni caño, ni regate. Gestos mínimos propensos a ser amplificados por el mito. Todo en cierto sentido pareció una broma póstuma del propio Carlovich.