Kevin Durant lo hizo el año pasado en el tercer partido de las finales, en las que se coronó MVP, y ha vuelto a hacerlo este miércoles. Apoteósico, brillante en un partido en que el genio de Stephen Curry se ha quedado en la lámpara, Durant ha anotado 43 puntos (su récord personal en unos play offs), ha capturado 13 rebotes y ha dado siete asistencias. De su mano los Warriors han conseguido contener a los Cavaliers e imponerse por 102-110 en Cleveland, pese a otra buena actuación de un LeBron James más efectivamente acompañado por sus compañeros que de costumbre. Los de la Bahía se colocan a una sola victoria de su segundo anillo consecutivo y el tercero en cuatro años.

La derrota en casa es un mazazo para LeBron y los Cavaliers. Aunque para llegar a su título en 2016 frente a los Warriors lograron una remontada desde el 1-3 en contra, ningún equipo de la NBA ha superado nunca el déficit 0-3. Y no solo la historia juega en contra. Ni con buenas actuaciones como la de este miércoles, cuando James ha anotado 33 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias, consiguen frenar a unos Warriors de amplios recursos y estrellas capaces de brillar juntas o por separado. Hay quien ya habla no ya del anillo que se da por perdido para los de Ohio, sino del fin de la segunda etapa de James en Cleveland (se convierte en agente libre este verano).

Buen arranque de los Cavaliers

Al arrancar el encuentro no parecía que las cosas fueran a ir como han ido. Siguiendo el plan de Tyronn Lue, los Cavaliers han salido agresivos, coordinados y dominantes. Después de que sus compañeros marcaran 10 puntos, LeBron ha aparecido de manera espectacular, dándose a sí mismo una asistencia en el tablero antes de sellar con fuerza la canasta.

Y en el primer cuarto han anotado todos los Cavaliers, aunque ya también ha empezado la exhibición de Durant. Él solo ha marcado 13 de los 28 puntos con los que los Warriors han logrado dejar en solo un punto una ventaja de los Cavaliers, que había alcanzado los 12.

En el segundo cuarto se ha repetido el esquema. Buena actuación de equipo de James, Kevin Love, J.R. Smith y compañía. Ventaja de hasta 13 puntos de los Cavaliers. Y frente a ellos, Durant. Para cuando se ha llegado al descanso el marcador iba 52-58 a favor de los de Cleveland, que habían capturado en la primera mitad 10 rebotes ofensivos. Curry, el hombre que hizo historia en el segundo encuentro de las finales con sus nueve triples, seguía ausente. Durant había anotado 24 de los puntos de Warriors.

Llegaba a continuación el tercer cuarto, ese que los Warriors han logrado convertir en una leyenda temible. Y han vuelto a demostrar por qué. En menos de tres minutos de juego han conseguido por primera vez ponerse por delante en el marcador y han acabado consumando un parcial de 15-3. Durant ha seguido en estado de gracia. Y se ha llegado al último cuarto con los Warriors arriba 83-81.

Baile en el marcador

Nadie en Cleveland ha tirado la toalla en los últimos 12 minutos. Hasta Rodney Hood, el fichaje de los Jazz que solo había jugado cuatro minutos en las finales, ha dejado ver por qué lo ficharon los Cavaliers. Y el partido se ha convertido entonces en una montaña rusa con bailes de ventajas de uno o dos puntos.

Ha sido justo entonces cuando una de las escasas apariciones de Curry (que ha concluido el encuentro con 11 puntos) ha contribuido a sellar la victoria de los Warriors, en los que ha vuelto a jugar también tras una ausencia de seis partidos Andre Iguodala, aunque claramente lejos de su mejor estado de forma. A menos de tres minutos para el final el único triple de 10 intentos de Curry ha colocado a los Warriors 101-97. Y desde ahí, con otro brillante triple de Durant incluido (el sexto de sus nueve intentos), se ha llegado al 110-102.

El Quicken Loans Arena había quedado en silencio. Esta vez no había habido errores garrafales como el de JR Smith en el primer partido, pero la victoria se ha vuelto a escapar como arena entre los dedos. La remontada se hace utopía. El cuarto partido, el viernes también en Cleveland.