En las ocho victorias consecutivas del Castellón (segunda mejor racha en la historia del club, ahora empatada con la de la temporada 57/58) destacan las asistencias de Pruden Sáez, los goles de Charly Meseguer, la brega de Antonio Martínez... y, ahora también, las paradas de Álvaro Campos. Su aplaudida actuación el Rayo Ibense, cuando dos manoplas suyas, mantuvieron el 0-0 que posibilitó, a última hora, un nuevo triunfo. Es el partido que necesitaba para decir, a todo el mundo, aquí estoy yo, aunque su mejora, a la par que la del resto de sus compañeros, es evidente en una temporada de menos a más.

Justo a la conclusión del encuentro del pasado domingo, el valenciano razonaba sobre cómo está desarrollándose el campeonato. “El portero tiene que parar, para eso está”, introdujo. “Siempre me he encontrado bien, salvo una época en la que estuve más disperso de lo habitual fuera de aquí”, ahondó. “Siempre he rendido y he trabajado al máximo, aunque un portero depende más de una acción del rival que de uno mismo”, explicaba a continuación.

Campos meditó mucho la oferta de renovación, pero la continuidad del bloque que había sido campeón de grupo y subcampeón de la Copa RFEF le terminó de convencer. Su arranque liguero, como el de todos sus compañeros, estuvo por debajo de las expectativas y el club, que inicialmente había definido mucho los roles de ambos guardametas (él claramente titular y Alberto Catalán, a esperar su oportunidad), le buscó competencia con el fichaje, a finales de septiembre, de José Antonio Casero. Sea por lo que sea, la transformación de todos y cada uno de los jugadores, al amparo de la llegada de Kiko Ramírez, redundó en la remontada de un Castellón que suma 27 de los últimos 30 puntos. Se acabaron los debates e, incluso, el cancerbero manchego abandonó la entidad en el parón navideño, sin haber llegado a debutar y siendo plenamente consciente de que con Campos en plenas facultades, iba a tener prácticamente imposible los minutos aquí.

LA EVOLUCIÓN // Los números han mejorado ostensiblemente. En casa, Campos ha puesto el cerrojo en las últimas tres comparecencias y, en líneas generales, de encajar una media de 1,5 goles por encuentro en las 10 primeras jornadas, ha pasado, en las 10 siguientes, a reducir el flujo a 0,8. Algo fundamental en las opciones de play-off del Castellón. H