De repente, Argentina se convierte en un país de especialistas y muchísimos tienen algo que decir sobre tenis. A partir del instante en que Federico Del Bonis cantó victoria en Zagreb ante Ivo Karlovic, y el equipo preparó el regreso triunfal a Buenos Aires con la Copa Davis por primera vez en sus manos, se desató una suerte de pasión colectiva que lo engulle todo y parece no admitir indiferencias. La Davis tiene el alcance de un manto reparador. Las urgencias cotidianas se disuelven momentáneamente. Dentro de muy poco se volverá a recordar que el 2016 cerrará con una caída de la actividad económica de casi tres puntos y que la Davis en poco contribuirá a tapar el agujero negro de la recesión. Pero eso ocurrirá cuando pase la fiesta.

El diario 'La Nación' ha resumido como nadie el tenor de la algarabía. "El asesinato de Kennedy, la toma de las Malvinas o los atentados del 11 de septiembre. Todos saben dónde estaban cuando se enteraron de esos sucesos que cambiaron la historia. El último fin de semana incorporó a esa lista una pregunta obvia: ¿dónde estabas cuando supiste de la muerte de Fidel Castro? Los argentinos podrían responder de forma bastante sorprendente: "Nos estábamos ocupando de ganar la Copa Davis". El mundo visto, en definitiva, a través de una pequeña pelota.

UNA NOTA PREPARADA PARA EL FÚTBOL

"Histórico! Con esfuerzo, humildad y trabajo en equipo, Argentina llegó a lo más alto del deporte mundial ¡¡Felicitaciones, campeones!!", exclamó el presidente Mauricio Macri. Le habría gustado decir lo mismo sobre la Copa América y Leo Messi. Las mismas palabras que tenía anotadas encontraron después de la hazaña de Zagreb la misma utilidad.

Desde hace años que la Davis era un trofeo esquivo y, por lo tanto, una frustración para los que aman el tenis, que de ninguna manera son mayoría pero tienen la capacidad de contagiar un galopante entusiasmo al momento de las grandes definiciones. "Se perdía la Davis, pero además se la perdía mal, con equipos que no eran tales, con egos incontrolables, con envidias", recordó Sebastián Fest, el columnista de 'La Nación'. "Es un hito incluso para aquellos a los que el tenis les importa poco y nada".

TRIUNFO LEGENDARIO

La imagen del equipo argentino levantando la copa pasa a formar parte de la galería de las situaciones épicas junto con el gol de Diego Maradona a los ingleses en México-86, las proezas boxísticas deCarlos Monzón y Nicolino Locche, el quíntuple campeón mundial de automovilismo Juan Manuel Fangio y la medalla de oro que el equipo de baloncesto le arrebató a Estados Unidos, nada menos, en Atenas 2004. "Somos campeones de la Davis, algo que no pueden gozar Brasil ni Chile", alardeó un comentarista.

La consagración, claro, tuvo su tono maradoniano. Diego viajo a Zagreb y, a su modo, también se sintió ganador. “Se lo dedico al hijo del que se robó todo en la AFA (la federación de fútbol), que me dijo mufa (mala suerte), más desubicado que bocina (claxon) de avión". Juan Martín del Potro le pidió a Maradona que besara su muñeca. Él pidió a cambio la raqueta y recibió la de todos los jugadores. "Me las llevo para el museo".