El español Carlos Sainz (Mini), ya sin opciones de repetir el triunfo del pasado año, pudo terminar tercero en la sexta etapa del Rally Dakar en Perú, pero terminó descontento porque nuevamente volvió a fallar el sistema de hinchado y deshinchado automático de las ruedas, lo que le hizo perder un valioso tiempo.

Su compatriota, Gerard Farrés, recuperó el liderato de la categoría de los coches ligeros UTV (vehículos utilitarios todoterreno) después de que la organización le arrebatara la primera plaza de la general que tenía de manera virtual al término de la quinta etapa con una polémica decisión.

A Farrés le impidieron hacer el último tramo de la quinta etapa cuando tenía los mejores registros respecto a sus rivales, el chileno Francisco 'Chaleco' López y el brasileño Reinaldo Varela, pero esa estimación le perjudicó al aparecer luego por detrás de ellos, decisión de la que hoy se pudo desquitar con una gran etapa.

La nota triste de la jornada la dio el español Lorenzo Santolino (Sherco), piloto revelación del Dakar, que quedó fuera de la carrera por un fuerte accidente cuando en su debut marchaba undécimo en la general.

LOS LÍDERES

El motociclista chileno Pablo Quintanilla volvió a situarse líder del Dakar en motos al adjudicarse la sexta etapa del Dakar, mientras que el catarí Nasser Al-Attiyah aumentó su ventaja en coches gracias a los problemas que sufrió en ruta el francés Stéphane Peterhansel.

Quintanilla (Husqvarna) recuperó el liderato de motos que perdió tras la cuarta jornada en la etapa más larga del rally, disputada entre Arequipa y San Juan de Marcona con una distancia de 838 kilómetros, de los que 336 eran cronometrados en la categoría de las dos ruedas.

El chileno bordó el trazado sobre las temidas dunas cortadas de Tanaka, y desbancó de la primera posición de la clasificación general al estadounidense Ricky Brabec (Honda), al que le sacó una ventaja de 4 minutos y 38 segundos.

"Ha sido una etapa perfecta", afirmó Quintanilla al llegar a la meta de la etapa y manifestar su felicidad de ponerse al frente de la carrera cuando faltan apenas cuatro jornadas de competición para llegar a Lima, punto de partida y llegada de este Dakar.

El chileno se reivindicó como "uno de los pilotos más constantes y fuertes" del rally, pero advirtió que no tiene nada ganado porque este lunes, en la séptima etapa, le tocará partir primero y abrir ruta, lo que anticipó que le hará perder tiempo.

En el segundo lugar de la etapa quedó el argentino Kevin Benavides (Honda), que al igual que Quintanilla apretó fuerte en este día y logró escalar a la segunda posición de la general, donde está a 8 minutos de Quintanilla.

En coches cada día que pasa el Dakar está más inclinado a favor del Al-Attiyah (Toyota), que terminó la jornada con una ventaja aún mayor de la que comenzó el día por culpa de los problemas que el francés Stéphane Peterhansel (Mini) tuvo cuando intentó rescatar al español Joan 'Nani' Roma de un punto donde había quedado encallado.

El árabe fue nuevamente conservador y se dedicó a rodar justo detrás del francés Sébastien Loeb, quien fue el otro mayor beneficiado del día, pues ganó la etapa y desbancó de la segunda posición de la general a Peterhansel y de la tercera a Roma.

Loeb, que corre con el Peugeot que ganó el Dakar hace dos años, se situó como principal perseguidor de Al-Attiyah, al que tiene a 37 minutos, ventaja que el catarí da por buena, pues al inicio del día su colchón era de 24 minutos sobre Peterhansel.

El experimentado Peterhansel, que es el piloto más laureado del Dakar con trece títulos, quiso devolver el favor que Roma le hizo a hace dos días cuando este lo rescató de un lugar de fesh-fesh (arena muy fina) donde se había quedado atrapado.

"No me ha hecho ningún gesto para pedirme ayuda pero después del capote que me dio hace dos días me he sentido en la obligación de echarle una mano", explicó Peterhansel, que vio al catalán en la misma situación en la que estaba él el viernes.

El resultado es que el francés terminó en una zanja de la que le costó salir veinte minutos, tiempo que trató de remontar en la última parte de la etapa, pero no lo suficiente para salvar los muebles.