El 2017 amenazaba con ser un annus horribilis para los delanteros del Villarreal. Desde el gol de Nicola Sansone ante el Barça en el estreno del año y del Estadio de la Cerámica los atacantes amarillos entraron en un periodo de sequía preocupante. El internacional italiano frenó en seco su producción y se quedó clavado en esos siete goles que desde entonces le contemplan y que ya no le sirven para ser el pichichi del equipo, superado por su compatriota Soriano en las últimas jornadas.

Sin Roberto Soldado todavía en condiciones de ayudar al Submarino, las opciones de Escribá para revitalizar su delantera eran en aquel momento escasas y se reducían al colombiano Santos Borré, situación que hizo que el club se planteara acudir al mercado de invierno para busca más pólvora. Pero fallaron los intentos por Felipao Caicedo (Espanyol) y Borja Bastón (Swansea). Bakambu, mientras, se encontraba disputando con su selección la Copa África, mientras que Adrián López estaba pleno proceso de readaptación al grupo, recién llegado desde Oporto.

Seis jornadas a ‘cero’

El Villarreal encadenó hasta seis jornadas consecutivas sin producción anotadora de sus atacantes, subsistiendo únicamente con los goles de su capitán, Bruno, y un defensa, Álvaro.

Pero la historia ha cambiado. Aquellos tiempos de necesidad incrementaron el hambre de gol de los delanteros del Submarino, que han logrado dar un giro a la situación en este último tramo de la temporada.

Con Soldado al cien por cien, con Cédric Bakambu liberado de sus compromisos con la RD Congo y de los problemas físicos, con Adrián totalmente reintegrado al funcionamiento del grupo y con Santos Borré revalorizado en sus contados minutos, la aportación de los atacantes a la cifra goleadora —ya superior a la de la pasada campaña a estas alturas de Liga— del equipo empieza a moverse en números más normales.

Solo Sansone —que hoy, en Mendizorroza, tendrá, seguramente, la opción de reivindicarse desde el inicio— se ha quedado atascado. De las últimas ocho jornadas, seis han contabilizado goles de los hombres más avanzados del Villarreal, que han marcado nueve de las 15 últimas dianas ligueras —Roberto Soriano, el pichichi actual, Trigueros y Víctor Ruiz suman el resto-— en el periodo más determinante de los delanteros de Fran Escribá en el presente ejercicio.

Adrián reconvertido

Adrián, llamado esta noche a atacar pero quizás más escorado hacia la banda derecha, pasa por ser el delantero más en forma de los que dispone Escribá. Dos goles en el corto espacio de cuatro días son su tarjeta de presentación ante el Alavés. El asturiano está superando, incluso, la trascendencia que tuvo la pasada campaña como amarillo, en la que las lesiones no le dejaron brillar como esperaba. «Ojalá siga la racha, porque ahora llega la parte más importante de la temporada», deseó el punta cedido por el Oporto tras marcar su segundo gol en esta Liga, ante el Athletic. Además de ayudar con su acierto al reto de conseguir una plaza europea, Adrián también se juega en esta recta final sus opciones de quedarse en el Submarino.

El club amarillo tiene firmada una opción de compra en el contrato de préstamo con la entidad del norte de Portugal.

Hoy a su lado no podrá estar el sancionado Roberto Soldado —dos goles desde su reaparición, uno vital ante el Celta—pero sí Bakambu, que se aproxima en este tramo de Liga a su mejor versión, la de los 22 goles oficiales la pasada temporada. El acierto del congoleño, ya con la movilidad y rapidez de antaño, será clave. Borré, que en este 2017 ha marcado tres de sus cuatro goles como groguet, partirá como revulsivo.

El examen de Sansone

Pero si alguno de los actuales delanteros del Villarreal afronta la cita de hoy en Vitoria con hambre de gol ese no es otro que Nicola Sansone. El equipo necesita de su acierto, y él es más consciente que nadie. Un dato. Cuando el exjugador del Sassuolo marca el Villarreal siempre suma.

No solo eso. Cuando Sansone ha celebrado un gol en las Liga española, el Submarino siempre ha ganado —cinco partidos—, con la única excepción de su última diana. Solo valió para sumar un punto, pero ante el Barça siempre es buena cosecha. Mendizorroza se presenta como el escenario ideal para recuperar la alegría.