Un partido solvente del Atlético de Madrid y los goles de Antoine Griezmann, también asistente, del uruguayo Diego Godín y Koke Resurrección sometieron al Sevilla, doblegado sin matices, apretado en el tercer puesto y alejado, probablemente de forma definitiva, de la pelea por la Liga.

El Atlético fue mejor por ambición, por ocasiones, por juego, por intención y por convicción que el equipo andaluz, que se fue del Vicente Calderón con un gol anecdótico en el tramo final, de Correa, con todo ya decidido, con solo dos puntos de ventaja sobre los rojiblancos y con la diferencia particular, además, perdida.

El inicio del Atlético fue potente. Lo tenía claro el equipo madrileño y lo intuía el Sevilla. Por eso, el primero propuso una velocidad trepidante en cada ataque, en cada presión, en cada transición, dispuesto para encerrar a su adversario. Y, por eso, el segundo lo esperó con prudencia, armado atrás, a la expectativa.

Le dio al Atlético para empujar atrás a su rival, pero no para mover el marcador. Después sí, en el minuto 36, cuando todo ya parecía algo más equilibrado, cuando el Sevilla, con un sistema cambiante en las posiciones de sus futbolistas, con Nasri descargado de obligaciones defensivas, ya tuvo solventado el arrebato con el que comenzó el Atlético y se asomó en el otro área.

Lo hizo poco, sin profundidad ni constancia, en el primer tiempo apenas en un penalti que reclamó Ben Yedder y que no fue, porque Jan Oblak fue hábil al recoger el brazo en el momento oportuno, y de pronto, en un detalle inesperado en un encuentro de tal magnitud, se encontró por detrás con un gol de Godín.

Hubo mucho de mérito tanto en el preciso y tocado pase a balón parado de Antoine Griezmann como en el certero cabezazo del central uruguayo, pero también mucho demérito en el desajustado movimiento de la defensa del Sevilla. Unos lanzaron el fuera de juego, otros se fueron hacia atrás y Mercado se olvidó de Godín, que remató solo.

Un detalle en el área, de esos que aumentan su transcendencia en un duelo entre dos equipos de alto nivel, que desniveló el encuentro al descanso. Al cuarto de hora de la reanudación Griezmann materializaba un saque directo de falta, y Koke sentenciaría en el minuto 76.