La densa niebla bajo la que amaneció Madrid en los alrededores del Metropolitano reflejaba con certeza el mustio ánimo rojiblanco. Cuando empezó el partido, el sol hizo acto de presencia, pero lo que no se hizo fue la luz en el juego de un Atlético dramático, sin juego ni soluciones a una semana de visitar el Bernabéu, entre las peores sensaciones de la era Simeone en el banquillo.

El argentino volvió a experimentar tácticamente y el resultado fue un intento de dinamismo que no generó ocasiones de peligro con fluidez. El primer tiempo del Atlético volvió a ser desalentador. Al descanso salió Vitolo, pero tampoco le reportó demasiados réditos ofensivos, más bien se resintió la fiabilidad defensiva entre el nerviosismo creciente en la grada y en el área técnica rojiblanca. El Leganés creció en el partido y, a 20 minutos del final, sus méritos ya merecían un gol.

FINAL GROTESCO / Las sensaciones del Atlético empezaron a tomar tintes dramáticos, exagerados cuando Vitolo reclamó con vehemencia un penalti inexistente de Recio. Los últimos diez minutos fueron de acoso y derribo a la desesperada de los locales, un bombardeo aéreo y terrestre que se saldó con una dosis extra de frustración, también tras la expulsión del portero del Leganés, Cuéllar, por simular una agresión de un recogepelotas.