Ganador por insistencia, ocasiones y ambición, el Atlético de Madrid sumó una victoria tan indispensable como revitalizante en la Liga contra Osasuna, sostenido más allá de la hora de juego por un portero insuperable, Sergio Herrera, pero doblegado entonces por los goles de Álvaro Morata y Saúl Ñíguez.

Un triunfo convincente, que reflejó una realidad hoy indudable: el Atlético crece sin duda en los últimos partidos. Aún no tiene la pegada concluyente de un equipo de su nivel, pero ha dado un paso al frente en su ataque. Lo demostró contra el Barcelona, lo expuso en Villarreal, lo mostró con el Lokomotiv y lo confirmó ante Osasuna. También brilla Joao Félix, que jugó un primer tiempo estupendo.

La pugna por la Liga sigue lejos, pero es un comienzo y un impulso para el futuro a corto plazo del Atlético, que cerró el sábado dos puntos más cerca del Barcelona, a seis, a la espera de lo que haga el Real Madrid hoy en València.