El Atlético agrandó su historia en la Champions con un ejercicio efectivo, primero, y de resistencia, pasión y sufrimiento, después, contra el Barça, al que eliminó en cuartos de final en el Calderón con dos goles del francés Griezmann, entre el éxtasis de la afición. Una hazaña más del conjunto rojiblanco, que supo aprovechar su momento en el primer tiempo, después contener el arrebato ofensivo del Barcelona en la última media hora y luego, al borde del final, sentenciar con un tanto de penalti. No estará el Barça en las semifinales, como hace dos años, porque en su camino se cruzó de nuevo el Atlético, a dos partidos de la final de la máxima competición europea por segunda vez durante los últimos tres cursos.

El conjunto de Simeone necesitaba un gol, pero también en su cabeza estaba su propia portería, la inquietud de que un tanto del Barça era clave. Tampoco asumió ni un solo riesgo el Barça desde su puesta en escena. Entre la prioridad táctica consumió el partido sus primeros 35 minutos sin poco o nada en las áreas. Nada en la del Atlético, algo más en la del Barcelona, en los primeros instantes, con un disparo de Gabi, un tiro centrado de Yannick Carrasco, un cabezazo de Griezmann y algún amago más. Ninguno del Barça.

No le importó al Atlético, que desde la paciencia y su fría gestión emocional aprovechó su momento, en el minuto 35, en un mal despeje, al centro, de Jordi Alba. Lo recogió Gabi. Después, un envío estupendo de Saúl Ñíguez con el exterior y un cabezazo impecable, sin oposición, de Griezmann. Gol. 1-0.

Primer objetivo cumplido para el Atlético, estallido del Calderón en un ambientazo tremendo y dudas en el Barcelona, que se marchó del primer tiempo con un único tiro, lejano del brasileño Neymar a las manos de Oblak. Muy poco. No había aparecido Messi ni el uruguayo Luis Suárez, apagados por su rival.

Era una versión minimizada y ralentizada del Barcelona, extrañamente carente de ambición en todo el primer tramo con el 0-0, inquieto con otra ocasión más del Atlético antes del descanso, a golpe de velocidad de Carrasco, cuyo zurdazo en carrera lo repelió el alemán Ter Stegen, y de pronto con toda la presión encima suya. Con la necesidad de un gol, con todo lo que eso conlleva en cuanto a la responsabilidad y cuando enfrente tienes al Atlético, una roca defensiva, el segundo tanto del partido estuvo más cerca del Atlético que del Barça, como demostró un cabezazo en parábola de Saúl que rechazó el larguero.

Atrás, en su mecanismo innegociable de solidaridad y coberturas, de consistencia en el medio campo, con Gabi omnipresente --incluso sacó una ocasión azulgrana casi bajo palos--, el Atlético ofreció un ejercicio de increíble resistencia y sufrimiento cuando más apretó el Barça, sin pausa toda la última media hora. Arrinconado, el Atlético aguantó enorme y tuvo fuerzas para dar otro golpe, con un penalti transformado por Griezmann tras una contra cortada con la mano por Iniesta.

POLÉMICA FINAL // No se acabó ahí la eliminatoria, salpicada por la polémica en su recta final. Una mano de Gabi dentro del área colchonera fue sacada por el italiano Rizzoli fuera. Las protestas culés no variaron la decisión. El libre directo ejecutado por Leo Messi se marchó fuera por centímetros y con él las aspiraciones del vigente campeón. H