Las bicicletas ya han dejado de rodar y han quedado aparcadas, en el mejor de los casos, hasta el mes de junio. La París-Niza, o mejor dicho el Tour, propietario de la 'Carrera del Sol', quiso contra viento, marea y, sobre todo, contra el coronavirus y los desaconsejos generales, coronar el puerto de montaña de La Colmaine para cancelar la prueba un día antes de llegar a la capital de la Costa Azul.

Ya no queda ninguna competición profesional en activo en toda la Unión Europea. Los deportistas están recluidos y con el consejo de que cualquier entrenamiento que hagan lo reduzcan entre las cuatro paredes de su casa. El futuro es incierto y deportivamente muy preocupante con todas las especializades pendientes de un hilo, incluidos los Juegos Olímpicos de Tokio.

Los ciclistas ya saben que no correrán la próxima semana ni la Tirreno-Adriático, ni la Milán-San Remo, ni a la siguiente la Volta a Cataluña. El Tour de Flandes, ya en abril, se ha cancelado, lo que no sucedía desde 1918. Incluso se disputó durante la Segunda Guerra Mundial. El Giro ya no se correrá en mayo. Todo está en el aire.

Y la París-Niza llegó a una pequeña estación de esquí provenzal con la protesta de corredores, algunos pendientes del termómetro, deserciones previas de equipos, entre ellos el Movistar, y abandonos de escuadras en plena competición como el Bahrein y el Israel. "Ahora no era el momento de rodar en bicicleta", aseguró Romain Bardet, una de las estrellas francesas. Casi ha quedado en segundo plano el triunfo final del alemán Maximilian Schachmann y la victoria de Nairo Quintana en la última etapa. Se ha corrido entre carreteras casi desiertas, sin público en las salidas ni las llegadas y los pocos espectadores que han burlado la medida oficial de quedarse en casa lo han hecho ante la extrañeza general.

Bajo mínimos

El deporte está paralizado por el coronavirus. Hay deportistas de diversas especialidades infectados, entre ellos nueve futbolistas de la Liga italiana, el país europeo más castigado por el COVID-19. Las cancelaciones son una constante. Este sábado, sin ir más lejos, la federación internacional de triatlón paralizó su deporte hasta mayo con la esperanza de que los Juegos puedan celebrarse en verano.

Solo unos pocos pilotos pelean por la victoria en el Rally de México con el resto de motores a cuatro o dos ruedas apagados. Y las pocas Ligas con el balón en movimiento se reducen a Turquía y Rusia, en la Europa no comunitaria, y a los campeonatos de México y Brasil ya que en Argentina equipos como River se niegan a jugar. Un desastre.