En la segunda mitad, ajustadamente y con mayor o menor agonía. Así ganaron. Ninguno de los tres primeros falló y la vida sigue igual, aunque los se han dejado toneladas de desgaste físico y anímico en la antepenúltima jornada. Por lo que tuvieron que correr y por lo que sufrieron. El Barcelona fue el que puso antes en franquicia el marcador (m. 49), con la ventaja de jugar contra 10, volviendo con el mejor resultado. Una anécdota, porque emitió sensaciones preocupantes que, en anteriores partidos, quedaron camufladas por las goleadas.

Poco importa ya el juego a estas alturas, aunque sea el medio elegido, sobre todo por los culés, para lograr el resultado. Poco ofrecieron, pero fue suficiente para batir a un Betis lejos de ser aquel equipo carismático. Es una calamidad que bastante ha hecho con salvarse. Tampoco el Barça es quien fue, pero con mejores jugadores, mucho mejores, anda peleando por el doblete.

SIN CAMBIOS // Con el mismo equipo del triplete trata de conseguirlo Luis Enrique. Un año después, la nómina es la misma. El entrenador repite la alineación que le coronó la temporada anterior, día tras día, con el once que se recita como el abecedario sin contemplar ninguna variante. Una prueba evidente de la poca confianza que tiene en el resto de la plantilla. Ni para espabilar a nadie ni para elevar el nivel con la entrada de aire fresco que ventile el equipo, necesitado de alguien que rompa la monotonía.

El gol de Rakitic (el cuarto delantero de la plantilla en eficacia con los siete goles de la Liga) fue un regalo del Betis. No había chutado el Barça hasta entonces, salvo en un tímido disparo de Neymar, al que no se le advierte ningún tipo de tensión. Juega igual en la jornada 36 que en la 3 o la 15, como si no tuviera la imperiosa necesidad de marcar primero y lucirse después. No tiene la actitud de Luis Suárez, a quien se le ha puesto a tiro la presa del pichichi, con Cristiano tumbado en la camilla. No lo dejará escapar.

Neymar es la antítesis de la estampa del Barça, atenazado por la presión. No estaba nada bien en el Villamarín, hasta que el volcánico Mateu Lahoz mostró la segunda amarilla a Westermann, antes del descanso. Los culés ya solo tuvieron que mirar la portería ajena, que batió Rakitic (min. 50) y, en el 81’, Luis Suárez. H