Un punto y aparte puede escribir esta noche el Barça en la Champions. El punto que le clasifica para los octavos de final, el objetivo mínimo y obligado para el club azulgrana en Europa, aunque la verdadera finalidad es alcanzar el primer puesto que brinda la ventaja de campo (jugar la vuelta en casa) en la primera eliminatoria. Ese ideal, esta noche, solo pasa por un empate o una derrota del Manchester City en Moenchengladbach. Pero aún quedará la sexta jornada dentro de dos semanas para definir lo que no quede resuelto hoy.

«El partido no tendrá nada que ver con el de septiembre», anunció Luis Enrique, para resaltar lo engañosamente fácil que pudiera resultar el nuevo enfrentamiento. En el Camp Nou, el once barcelonista volteó al Celtic (7-0), renovando la página más vergonzosa del club escocés en Europa. Ante el Barça había sufrido la afrenta más grande de su historia (el 6-1 del 2013) en la primera actuación estelar de Neymar, autor de un triplete.

Bastaría esta vez en el Celtic Park con que Neymar despierte de su letargo. Dos goles en los últimos ocho partidos reflejan la pérdida de productividad de la tercera punta del tridente, que volverá a coincidir con las otras dos tras la indisposición de Messi y la sanción de Suárez.

Pero en Can Barça nadie se fía ni del rival ni del júbilo que se respira siempre en Celtic Park. «El ambiente de un estadio lo es todo, he notado una mejoría desde que tenemos la grada de animación», dijo Luis Enrique de ambas hinchadas. Esa condición de local cambiará radicalmente el perfil del Celtic, supone el entrenador: «No se encerrarán atrás porque necesitan la victoria [para ser terceros y acceder a la Europa League] y porque juegan en casa», explicó. «En Barcelona cambiaron su dibujo», añadió.

No en vano, el Celtic solo ha perdido 4 de los 22 partidos oficiales que ha disputado en el presente ejercicio. Los cuatro fuera de casa. Los cuatro en Europa.