Un penalti silbado por el VAR cuando el partido se dirigía hacia el ocaso entre nubes de tormenta dio al Barcelona una victoria balsámica ante la Real Sociedad para cerrar una semana difícil, marcada por la derrota en el Clásico y por la polémica.

El gol de Messi desde los 11 metros permite a los de Setién dormir líderes y resolver, aun sin brillantez, un duelo exigente cuyo prólogo se volvió a ver animado, como ya sucedió hace dos semanas, por el flamear de pañuelos blancos y por los gritos de «Bartomeu, dimissió», que se reprodujeron al final del duelo.

De los pies de Braithwaite, llegaron las dos primeras ocasiones locales. También mereció mención especial la vistosa jugada que en el minuto 39, que acabó con un remate de Messi ajustadísimo al palo derecho.

El Barça quería pero no acababa de poder, incapaz de imponer su discurso con hegemónica continuidad. Y no mejoraron las cosas en el inicio del segundo acto, que se inició con un monólogo blanquiazul de casi siete minutos que provocó los primeros silbidos de la afición.

A falta de fútbol, el equipo de Setién recurrió al arrebato y, en cuatro minutos de fiebre, logró encerrar al rival en su área y rondar el gol hasta en tres ocasiones, un pasaje de dominio que dio paso a una fase más abierta.

Ante las dudas de los locales, cada vez más perceptibles, entonces salieron Oyarzabal y Zubeldia. Y ya acampaban entre la hinchada culé los presagios más terribles cuando, unas manos de Le Normand eran sancionadas con penalti. Messi no falló.

Aún hubo tiempo para un segundo gol, obra de Jordi Alba, que subió al marcador pero fue invalidado por fuera de juego previo de Ansu Fati tras una nueva consulta al VAR. Muebles salvados para los azulgranas.