Anda inquieto Luis Enrique. No se fía de nada, a pesar de ese 1-2 que arrancó del Calderón hace una semana. Anda inquieto el técnico del Barça porque no quiere perderse la posibilidad de encadenar su tercera final consecutiva de Copa, la cuarta que sumaría el club. «Ningún jugador de la plantilla piensa que esté todo hecho», aclaró el entrenador azulgrana, alertando, al mismo tiempo, de que van a «sufrir durante el partido». El sufrimiento, sin embargo, será menor porque Luis Enrique recupera a Piqué («menos mal que se paró cuando notó esas molestias musculares»), Busquets y Andrés Iniesta.

O sea, en una sola noche el Barça recobra su ideología futbolística, más necesaria que nunca si el Atlético, como intuye Luis Enrique, «arriesga más, con una presión alta durante más tiempo y con registros diferentes». Eso es algo que también le inquieta al técnico. Simeone, en cambio, resultó mucho más pragmatico apaciguando la curiosidad que sentía su colega. «¿Ir al ataque? Las aventuras no me gustan», proclamó el entrenador del Atlético de Madrid, recordando que «el Barça es el equipo más poderoso, quizá el mejor del mundo». No solo en la posesión, con Busquets, Iniesta y Piqué, el balón fluye más fácil, sino «al contragolpe», como dijo el argentino.

DOS BAJAS SENSIBLES // Sin Neymar (sancionado) juega el Barça. «Su nivel está por encima de los goles. Sus números son espectaculares, desbordes, asistencias y todo lo que nos da a nivel defensivo», proclamó Luis Enrique en un inacabable catálogo de elogios hacia la estrella brasileña, que verá el partido desde la grada. Gabi, capitán del Atlético, es otra notable baja. También está sancionado. «Perdemos una buena presión hacia delante y es el corazón del equipo», dijo Simeone, que recalcó que saldrán al ataque sin riesgos innecesarios.