Hay dos Barças. Uno, lozano y feliz, se pasea de momento por el Camp Nou. Es un equipo de andar por casa. Otro, tenebroso, oscuro, va y vuelve deprimido de sus viajes, incapaz de reconocerse a sí mismo. El Barcelona malo eclipsa al bueno, hasta el punto que ha firmado el peor arranque en la Liga con Ernesto Valverde en el banquillo, cayendo hasta el octavo puesto. En esa tierra de nadie deambula ahora el campeón, que ha perdido su tradicional equilibrio defensivo. Y, además, vive peleado con el gol. En casa marca; fuera, no. De ahí, su mala pinta actual. «Será un año largo y complicado», pronosticó Luis Suárez. Ya lo es, envuelto en un mar de dudas en el que espera pescar el Villarreal mañana.