Como el tipo que sale al sol de la calle con las llaves en la mano y no encuentra su coche. Así de desorientada parece la comisión técnica del Barça. El caso de Seri, el centrocampista marfileño del Niza, ejemplifica como ningún otro las infructuosas idas y venidas. Estaba atado. El jugador, convencido. El Niza, también. Pero sus dos grises partidos ante el Nápoles en la fase preliminar de la Liga de Campeones llevó a alguien de peso de la nutrida delegación de técnicos a anular los acuerdos. Seri no se ficha. Un año y medio de informes por parte de Robert Fernández se iban al cubo de la basura. Si no está a la altura en partidos de alta trascendencia, es que no nos vale, fue el argumento ganador.

Y así se llega a la última semana de plazo antes del sonado cierre de la persiana del mercado, el 1 de septiembre. Con los bolsillos llenos y sin compra de sustancia alguna. Y la presión empieza a hacer mella en una directiva que sabe que se la juega en estos días que restan. No solo su crédito; quizá hasta su continuidad. El ruido empieza a resultar insoportable en el Barça.

Los objetivos prioritarios se centran en Coutinho y Dembelé. La prensa inglesa desveló ayer que una delegación azulgrana volvió a desplazarse a Liverpool con una cuarta oferta, aún más suntuosa, por el centrocampista brasileño. Se apunta a una cifra de 150 millones de euros para doblegar la resistencia de los dirigentes de Anfield.

AMIGO DE MESSI / El jugador, entre tanto, se ausentó otra vez ayer en el partido que certificó el pase de su equipo para la fase de los bombos de la Champions. Coutinho ha pedido el transfer request y Dembelé se ha escapado a Mónaco, precisamente donde hoy se encontrará una delegación barcelonista para el sorteo de la máxima competición europea. El caso del extremo del Borussia Dortmund guarda un gran parecido con el de Philippe Coutinho. Un jugador que se quiere ir de su actual club, un club que se resiste y unas cifras desconcertantes que no desbloquean la operación.

Y en estos viajes arriba y abajo ha reaparecido el nombre de Ángel di María, futbolista argentino del PSG y amigo de Lionel Messi, tan propenso a las lesiones como a marear a la defensa del Barça cada vez que ha irrumpido en el Camp Nou con su electrizante juego.

Sin embargo, según el diario francés Le Parisien, el máximo responsable del PSG, Nasser Al Khelaïfi, ha rechazado los avances del Barça. La respuesta de Al Khelaïfi fue seca: «imposible», según el mentado rotativo. Otras medios apuntan, en cambio, a que el argentino estaría cerca del Barcelona. Y a un precio elevadísimo pese a sus 29 años. Tan desconcertante como todo lo que ha hecho el Barça este verano.