No había manera. Acabados los saludos tradicionales, más protocolarios que nunca, la mano de Murtaza Ahmadi no quería separarse de la de Messi. No había manera de que el niño afgano, de seis años, que adquirió notoriedad al aparecer con una camiseta del astro argentino hecha de plástico, se despegara de él. No entendía que el partido debía comenzar. Murtaza quería seguir en el césped. Messi, de manera cómplice, no paraba de sonreír, mientras le indicaba el camino de salida a Murtaza. El partido, en realidad, era lo de menos. Pasó el Barça unas horas de negocio y turismo en Doha, cerrando acuerdos comerciales, mientras el tridente en poco más de un cuarto de hora dejaba su sello con tres goles. Uno de Suárez, otro de Messi y el tercero de Neymar. Ganó el encuentro en la primera parte, aunque el conjunto catarí lo maquilló en la segunda parte (3-5).

A la media hora, tal y como pactaba el contrato, las tres estrellas abandonaron el terreno de juego. No era cuestión de coger riesgos. Y menos en la semana del derbi. 32 minutos, tres tantos ante un endeble rival (el Al Ahli), Cillessen de titular, minutos para Paco Alcácer, quien aprovechó una pachanga invernal para romper su enemistad con el gol.

No faltó nadie en Doha. Tras seis años de relación comercial, y justo ahora que se enfila el nuevo horizonte de patrocinio con Rakuten, una firma japonesa, el Barça se desplazó para jugar un irrelevante encuentro de fútbol.

Había otros partidos más trascendentes. El club sigue negociando con Qatar Investment Authority. Como dijo Manel Arroyo, el responsable de estos contactos, hay cola de clubs que buscan quedarse con el patrocinio que fue del Barça. Y éste, además, no solo busca que Qatar Airways sea su nueva aerolínea oficial sino que al fondo queda pendiente la financiación del Espai Barça.

LESIÓN DE ALEÑÁ

Del partido, pocas cosas relevantes. Si acaso que el tridente dio la sensación de que entendió al instante sus obligaciones. Aunque no estuviera escrito en documento alguno, dejaron tres goles (Neymar había estrellado antes un balón en el poste izquierdo) antes de dirigirse al banquillo para hacerle compañía a Luis Enrique. Solo la lesión muscular de Aleñá, que hizo acabar al Barça los últimos minutos con 10 jugadores, empañó el viaje. Fue el mismo centrocampista de la cantera quien se lesionó. Al chutar, su bota se quedó en el suelo y debió abandonar el partido en el minuto 80.

En Doha todo tuvo un sabor azulgrana. Desde las visitas de viejos amigos como Keita al almuerzo que compartió una leyenda (Xavi) con sus antiguos compañeros. La diplomacia culé funcionó a cada segundo. Cita con AkBar Al Baker, el máximo ejecutivo del aún principal patrocinador del club, foto de la plantilla con miembros de la familia real catarí, primer encuentro de Leo con Murtaza y luego el fútbol como excusa para completar una fugaz excursión al país donde el Barça ha encontrado una importante fuente de financiación desde que Sandro Rosell abrió la puerta en el 2010. Ahora, en junio del 2017, se acabará.

En la segunda mitad, y con un Barça repleto de suplentes, el Al Ahli se asomó al área. A Masip, que jugó los primeros minutos de la temporada, le pitaron un penalti que no era. A los cinco minutos, Abdulrahmann lo tiró a ‘lo Panenka’. Ejecutado de manera casi perfecta, mientras el meta canterano se doblaba hacia su izquierda, observando con la mirada ese delicado lanzamiento.

Todavía faltaba, sin embargo, el gol más festejado por la plantilla azulgrana. Una aparición por la derecha de Rakitic permitió a Alcácer adelantarse a la defensa catarí para peinar su primer gol con el Barça, celebrado con algarabía, mientras el Al-Ahli con el tridente descansando, se tomó en serio el partido. A Masip, en sus primeros 20 minutos de fútbol en cinco meses, le cayeron tres goles.