El tiempo se echa encima para todos. Se echa encima para Antoine Griezmann, a quien se le acaba su periodo de vacaciones legal, el argumento que ha esgrimido para no presentarse, tal y como le exigía el Atlético, a los entrenamientos el pasado domingo.

Se le echa encima al Barça, que ha intentado sin éxito fraccionar el pago de la cláusula de 120 millones. Y se le echa también a Ernesto Valverde, que quiere empezar este domingo con la estrella francesa en su vestuario, a la espera de lo que suceda con el futuro del brasileño Neymar.

Por todas esas razones, y 12 días después de que la cláusula del delantero bajara de 200 a 120, el Barça está ultimando todos los detalles para ejecutar ese pago. Quizá sea hoy mismo, desbloqueando un asunto que tenía en incómoda posición al futbolista, que agota sus días finales de vacaciones veraniegas.

El enfado del Atlético, tanto con Antoine Griezmann como con el club azulgrana, al sentirse ninguneado porque la negociación entre ambos fue en marzo, como denunció en un durísimo comunicado, ha llenado de problemas el desenlace.

Entendía el club madrileño que tanto el «Fútbol Club Barcelona como el jugador han faltado al respeto al Atlético de Madrid y a todos sus aficionados», por lo que vía amistosa para facilitar el pago de la cláusula se cerró inmediatamente. La visita de Óscar Grau, el CEO azulgrana, al despacho de Miguel Ángel Gil Marín, el consejero delegado rojiblanco, resultó infructuosa.

De ahí, que el Barça, tras explorar todas las vías financieras, opte, tal vez, porque sea uno de los abogados del futbolista quien presente en la sede de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) el talón de los 120 millones que le convertiría en el segundo jugador más caro de la historia del Barça, solo superado por Coutinho.

El cambio de césped del Camp Nou obligará a realizar la presentación del francés, que sería mañana o el lunes en función del OK al pago, a puerta cerrada.