El fiestón había comenzado mucho antes de que el balón rodara por el césped de Granada. Cuando más angustiado estaba el Barcelona de Luis Enrique, tras encadenar tres derrotas y un empate, volvió a ser lo que era. No le tembló el pulso en ningún momento, ni siquiera cuando amenazaba una ruina que parecía total. Cogió el balón Messi para gobernar a un equipo que silenció el Nuevo Los Cármenes con un partido irreprochable para certificar que es el dueño, se diga lo que se diga, de la hegemonía del fútbol español. Seis Ligas en los ocho últimos años revelan que el ciclo del Barça no tiene fin. Ni se le adivina.

La Pulga se reinventó como futbolista en esta temporada que no pasará, curiosamente, a la historia como la del título del tridente. Más bien será la Liga de Luis Suárez, un 9 auténtico que no solo rubricó 40 goles (14 en las cinco últimas jornadas), sino que sostuvo al Barça cuando más lo necesitó. Pero en este ciclo en el que siempre han estado Messi e Iniesta como hilos conductores de una manera singular de entender el juego, el equipo se levantó a tiempo cuando estaba destinado a ser víctima de la angustia.

24-0 EN LA CORNISA // El parcial de 24-0 en las cinco últimas jornadas, mientras transitaban por la cornisa, revela la fortaleza moral y futbolística de un grupo de jugadores que no se abandonaron en ningún momento. Como dijo Piqué, aún en el estadio andaluz, el Barça ha revertido el peso de la historia: hasta 1990 había logrado solo 10 Ligas pero, desde entonces, coincidiendo con la llegada de Cruyff, han sumado 14 títulos siguiendo, casi de manera fanática, una manera única de entender el juego. “Esta Liga la habríamos perdido hace 20 o 25 años, hundidos como estábamos siempre en este club en nuestro propio pesimismo”, dijo el central azulgrana. Con razón.

Ha cambiado el Barça el curso del fútbol español, convirtiendo la conquista del triplete en algo tan sencillo que el año que no se consigue a algunos les parece un fracaso. Pero no es así.

REACCIÓN // Después del bache, con el que dilapidó la renta con Madrid y Atlético (que lo aprovechó para sacarle de la Champions), todos entendieron que no podían tirar a la basura nueve meses por tres semanas tontas.

El Barça saldrá hoy de rúa por la ciudad para festejar que el balón sigue siendo suyo y que nadie le quita ese privilegio. Dentro de una semana le espera una Copa del Rey y la posibilidad de alcanzar un doblete, algo poco habitual también, aunque no hay mayor recompensa que ganar una Liga dos veces en un mismo año. La perdió y la recuperó. H