Avisados están. Desde hace casi un año que llevan ese dolor dentro. Tanto Valverde, es su única gran derrota desde que llegó al Camp Nou, como los jugadores, empezando por Messi, el capitán. Hay partidos que permanecen siempre en el recuerdo, por muchos títulos que hayas ganado.

Y la caída en Roma, desperdiciando un 4-1 conseguido en el Camp Nou, pertenece a esas noches tráficas que dejan heridas eternas. «Ya se ha hablado largo y tendido de eso», dijo ayer el técnico, escarmentado por aquel 3-0, que no paran de recordarle.

Hasta que el Barça no cruce la barrera de los cuartos de final no podrá sacudirse las ruinas que quedaron junto al Coliseo romano. Necesita, por lo tanto, superar ahora el 0-0 de la ida en Lyon para terminar con tanto tormento acumulado en los tres últimos años. Atlético (2016), Juventus (2017) haciendo estéril la mayor remontada nunca vista en la Champions con aquel 6-1 al Paris SG, y Roma (2018) son episodios dramáticos para un equipo, que ve como a la corona conquistada en Berlín-2015 se le amontona ya mucho polvo en el Museo.

rival peligroso / Para evitar un exceso de confianza, Valverde recordó que «todos los resultados del Lyon fuera de casa en la Champions le clasifican». Triunfó en el Etihad (1-2), empató en casa del Hoffenheim (3-3) y Shakhtar Donetsk (1-1). Con cualquiera de esos marcadores sería terriblemente feliz en el Camp Nou, añadiendo una muesca más de dolor al Barça. Por eso, el técnico fue elocuente con la afición. «¿Qué le pido al Camp Nou? Que meta un gol... Sabemos que el público estará con nosotros, pero debemos enganchar a la gente».