Messi y Neymar, con un gol cada uno y una asistencia cada uno, lideraron la Copa del Rey número 29 de la historia del Barcelona, resuelta al borde del descanso, impulsada por dos jugadores imparables para un Alavés que nunca desistió de la hazaña (3-1) en la despedida del Vicente Calderón.

Perdida la Liga y eliminado en cuartos de la Champions esta temporada, el tercer título copero consecutivo del equipo azulgrana cierra la era Luis Enrique con un título más, un consuelo para un conjunto sin ningún trofeo en las dos grandes competiciones de este curso, lejos de los objetivos que se exige siempre en cada nuevo proyecto culé.

En un estadio que no se llenó, la despedida en partido oficial de medio siglo y catorce finales del torneo del Calderón, el Barça cumplió con los pronósticos frente al Alavés, que dio la cara, que terminó el año de su regreso a Primera División con la cabeza alta, con el dolor de la derrota, pero con el entusiasmo de competir y llegar hasta la segunda final de su historia, hasta ser subcampeón de la Copa del Rey.

INICIO REÑIDO // Hubo partido hasta los últimos instantes del primer tiempo. Hasta ahí resistió el Alavés y hasta ahí no lo vio tan claro el Barcelona, pero después sí, con el 3-1 con el que llegó al descanso, lanzado por sus dos hombres más desbordantes, por su eficacia imponente y por un talento que casi siempre resulta ganador: Messi y Neymar.

Entre los dos surgió el 1-0 a la media hora. No había tenido casi ocasiones hasta entonces el Barcelona, solo un cabezazo desviado de Alba y un toque fortuito de Alcácer que repelió Pacheco. Le había contenido con rigor táctico, solidaridad e ímpetu en cada balón el Alavés, incluso con un disparo de Ibai Gómez al poste con suspense y varios trepidantes contragolpes, hasta que irrumpió de verdad Messi.

Mientras este Barça, como colectivo, anda lejos del que dominaba sí o sí cada aspecto del juego, su estrella sigue a lo suyo. En cuanto agarró la pelota, en cuanto conectó, en cuanto se descolgó entre líneas, tembló su oponente, por detrás en el marcador con una parábola de zurda del argentino inalcanzable para cualquiera, muy próxima al palo.

No hubo respuesta posible entonces, ni para todos los defensas ni para Pacheco, pero sí dos minutos después en el otro área, porque el Alavés dispone de futbolistas que apuntan altísimo, como Theo Hernández. Muy pronto en el Real Madrid, antes de ese salto marcó el 1-1 con un zurdazo de falta directa. Tuvo mérito su tiro; tanto, quizá, como demérito Cillessen, porque iba por su lado y venía desde lejos.

EL EMPATE Y LA RESPUESTA // Un contratiempo para el Barcelona, como lo había sido la lesión de Mascherano, con un golpe en la cabeza y una rodilla maltrecha con solamente siete minutos jugados, siendo reemplazado en el lateral derecho por André Gomes, pero del que salió, previo susto en un testarazo de Deyverson, ya definitivamente rumbo a la victoria con el 2-1, iniciado y culminado por Neymar.

Protestó el Alavés la posición del brasileño en el remate final, al borde del cierre del primer tiempo, en el que aún hubo tiempo para otra genialidad de Messi, una más de las miles que ha ofrecido en su carrera. Su jugada y, sobre todo, su pase al desmarque de Alcácer, que batió a Pacheco, zanjaron la final, ya sin matices, con la mitad aún por delante.

Porque la gesta ya fue imposible para el equipo vitoriano, que dio un paso al frente, que siempre compitió, que nunca renunció a lo imprevisible y que incluso amagó unas cuantas veces con el 3-2 a ratos en la segunda parte, en la que reapareció el barcelonista Aleix Vidal siete meses después de su lesión en los últimos minutos. Salió en el 83, cuando ya era prácticamente campeón el Barça, un equipo hoy por hoy irregular, pero lleno de talento.

ADIÓS DE LUIS ENRIQUE // Con talento y con Messi, el futbolista más decisivo del mundo, esta vez una más, para liderar el enésimo título del club en los últimos tiempos y aliviar, a la vez, una temporada muy por debajo de las expectativas, a la sombra de un Madrid que con la Liga en sus vitrinas, puede agudizar la depresión azulgrana si, el sábado que viene, revalida la Champions.

Mientras, Luis Enrique se marcha del banquillo culé con un bagaje de 9 títulos 13 posibles.