El Barcelona ha emprendido la batalla legal contra la tarjeta roja dictaminada por el VAR a Clement Lenglet, que le costó tan cara. El club anunciaba que presentaba «alegaciones al Comité de Competición» para evitar una sanción al defensa francés.

El Barça no quiere ser pionero en un tipo de jugada que no se había resuelto así, al menos en LaLiga. «Es la primera vez que un jugador agredido pide perdón», llegó a decir irónicamente Ernesto Valverde para ilustrar el desconcierto que ocasionó la decisión de Gil Manzano, espoleado por los consejos de Del Cerro Grande, el colegiado que estaba al mando del VAR en la ciudad deportiva de la federación española en Las Rozas (Madrid). Una acción que desconcertó incluso a Leo Messi: el argentino rechazó saludar al árbitro extremeño tras el 2-2 contra el Girona.