Dinamita sobre la arena de Perú. En plena reacción del batallón de Peugeot en coches, el piloto torreblanquino Joan Barreda (Honda) se aupó ayer al liderato en motos en el Rally Dakar, que vive en el país andino los primeros días de la edición de su 40º aniversario y su 10º año consecutivo en tierras sudamericanas. La segunda etapa, con salida y llegada en Pisco y un gran protagonismo de las dunas, certificó el doble cambio de líder.

El francés afincado en Andorra, Cyril Despres, lideró el triplete en la etapa de Peugeot -marca en su último año en el Dakar- y se colocó en el liderato, por delante de Mister Dakar, Stéphane Peterhansel. Por su parte, Barreda superó la mayor dificultad del día (el hecho casi inédito de que las motos salieran después de los coches, con el consiguiente deterioro de las pistas) para auparse al liderato sobre dos ruedas, por delante de la Yamaha del francés Van Beveren y la KTM del australiano Walkner.

MOLESTIAS EN LA MANO / No fue un día fácil para nadie, y tampoco para Barreda a pesar de su triunfo parcial y su ascenso al primer puesto en la general. Dinamita pilotó con molestias en la mano izquierda, resentida aún de una lesión que sufrió a mediados del año pasado. El piloto de Honda sufrió especialmente en la primera parte de la etapa, con un tramo cronometrado de 267 kilómetros por el desierto que rodea la ciudad peruana de Pisco, donde las dunas castigaron la sufrida muñeca del piloto. Sin embargo, se repuso en la segunda mitad de la especial y se rehizo para sacarle casi tres minutos a Van Beveren y seis minutos al vigente campeón, el piloto inglés Sam Sunderland (KTM).

Al llegar al campamento, Barreda se dirigió directamente a tratarse la muñeca, consciente de que la etapa de este lunes (504 kilómetros entre Pisco y San Juan de Marcona, con 296 de ellos cronometrados al inicio) será más larga e igualmente exigente. «Había dunas bastante cortadas y me he resentido bastante, pero luego, en una zona próxima al mar, he tomado más confianza y he podido recuperar algo de tiempo», aseguró Joan Dinamita Barreda, que en su séptimo Dakar quiere conseguir por fin la victoria. Para ello, su estrategia, más que mantener el liderato, será aguantar en el grupo delantero y no cometer errores en el desierto de Perú para después apretar por las rutas de Bolivia y Argentina en la segunda semana.

LOS INCONVENIENTES DE SAINZ / Carlos Sainz, con el mismo coche que el trío de franceses formado por Despres, Peterhansel y Sébastien Loeb, no tuvo la misma fortuna y se tuvo que conformar con la sexta posición, a más de 13 minutos del ganador, ya que tuvo dos pinchazos, se desorientó antes de llegar a la meta y su copiloto, Lucas Cruz, estaba indispuesto. Sainz había marcado el mejor tiempo en el primer sector de la etapa, y había adelantado a Despres antes del primer pinchazo y había hecho lo mismo con Loeb antes de perder una nueva rueda.

Peor le fue aún a Joan Nani Roma (Mini), que quedó encallado al bajar una duna y después chocó de frente con otra, lo que le obligó a reparar el capó y concluyó el día a más de 22 minutos, para bajar al 11º puesto en la general. «No era el inicio que esperábamos», aseguró el catalán.

«Nos han pasado muchas cosas durante todo el día», reconoció Roma, que destacó la dificultad de la navegación de la etapa, con un 90% del recorrido fuera de pista y eminentemente sobre arena y dunas. El doble campeón del Dakar, una vez en motos (2004) y otra en coches (2014), valoró el hecho de seguir en carrera: «Eso es lo importante, porque todo está bien aparte de los inconvenientes».

El Dakar 2018 seguirá aumentando en dificultad y la 3ª etapa tendrá 504 kilómetros, con 296 cronometrados al inicio de ella y después un tramo de enlace de 208 kilómetros hasta la localidad de San Juan de Marcona (Perú).