La decepcionante actuación de Dembélé en Bilbao ha parecido convencer a los escépticos sobre la necesidad de activar la vuelta de Neymar al Barça. Bartomeu ha puesto a los suyos a buscar la fórmula precisa que doblegue la resistencia del PSG a dejar marchar a un futbolista tan imaginativo dentro como fuera del campo, con lo bueno y malo que ello conlleva. No ha habido manera hasta ahora de desencallar una partida cansina que empezó a desvelarse al poco de terminar la anterior temporada y que en ocasiones ha parecido más una representación teatral que una negociación seria.

Ya no parece importar a estas alturas lo que piensa la masa social azulgrana, curada de espantos tras la llegada de Griezmann pese al soberbio plantón de meses atrás; la marcha del lánguido Coutinho apenas un año y medio después de su multimillonario aterrizaje, y la sospecha de que Dembélé, otro costoso fichaje, va a quedarse en los márgenes de potente promesa. Al club, con el 2 de septiembre de cierre de mercado asomando ya en el horizonte, le toca apretar el acelerador si quiere consumar el fichaje que evidencia que en el fútbol y en el Barça en particular nada se puede descartar.

CUMBRE EN BARCELONA / Ayer Bartomeu se reunió, entre otros, con Eric Abidal y Planes de la dirección técnica, el directivo Javier Bordas y el tesorero Enrique Tombas. La presencia de los hombres fuertes del área económica indican que presidente estaría valorando una propuesta económica, algo que el propio Bartomeu siempre había descartado. El intercambio de jugadores no ha ablandado a los parisinos y en esta propuesta que estaría en fase de redacción se podría proponer una cesión a cambio de alguna cantidad y opción de compra, la misma fórmula fijada con el Bayern por Coutinho. Desde Paris, tras la derrota ante el Rennes (2-1), crece la renuencia a dejar marchar a Neymar. «Mi sensación es que se va a quedar con nosotros», señaló Thiago Silva. Y Thomas Tuchel, el entrenador, alertó a los dirigentes: «Neymar no se irá sin que haya un fichaje». Suena Dybala.