Roberto Bautista es el nuevo rey de Chennai, un torneo con el que tiene un idilio especial y que le debía una, después de que cayera en la primera final ATP que disputó. Aquel 6 de enero del 2013 no pudo con Janko Tipsarevic, pero cinco ediciones después y tras haberse quedado a las puertas de la final en el 2015 -cayó en semifinales- se sacó una espina que tenía clavada doblegando en dos sets (6-3 y 6-4) en una hora y 13 minutos a Daniil Medvedev, uno de los tenistas con más futuro del circuito, puesto que solo tiene 20 años y tras alcanzar la final ya se ha situado muy cerca del top-50.

El castellonense cumplió con los pronósticos que le hacían favorito para conquistar el título y estuvo muy seguro en todo momento. No le pudo la presión y siguió a la perfección el guión que hubiese firmado antes de empezar el partido: rompió pronto el saque del rival para cerrar la primera manga con comodidad y tuvo paciencia en la continuación para en el momento preciso (noveno juego) poner tierra de por medio y cerrar el encuentro en la primera oportunidad posible.

Y es que Rober no dio ninguna concesión a Medvedev y uno de los aspectos clave fue la solidez en el servicio. Sus números fueron superiores a la media de todo el torneo, firmando un 84% de puntos ganados con el saque, por el 71,1% de los tres encuentros anteriores. También mejoró en el segundo saque, donde registró un 82% de acierto por el 57% que llevaba hasta la final.

estreno de la ‘Armada’ / Con el triunfo de Bautista en Chennai, la Armada se estrena a las primeras de cambio con un título esta temporada. No obstante, al castellonense le costó alcanzar su mejor nivel en su debut en el 2017, puesto que solo en los dos últimos encuentros ha sido superior a sus rivales. Tanto es así, que en los cuartos de final ante Mikhail Youzhny iba perdiendo 2-6 y 1-4 para a partir de ese instante sacar su mejor versión y protagonizar una espectacular remontada.

En ese momento se gestó un nuevo título ATP para el número uno provincial, que al igual que el pasado año ha levantado un trofeo a las primeras de cambio. En el 2016 conquistó también en enero Auckland -será su próximo compromiso esta semana, previo al Open de Australia- y luego, los primeros días de febrero se impuso en Sofía. Ahora ha comenzado de una forma similar, lo que ha provocado que haya disputado cinco finales en 52 semanas. Además de estos tres éxitos, cayó en Winston Salem y en el Masters 1000 de Shanghái, en el que en semifinales derrotó a Novak Djokovic, donde se doctoró ante el mundo de forma definitiva y demostró su capacidad de poder imponerse a cualquiera.