Para un futbolista de profundas convicciones religiosas, como los es Rafael Santos Borré, la visita de hace siete días al Vaticano supuso una fuerte inyección de moral, y por qué no, de fe en sus posibilidades. «Gracias Dios por esta bendición», exteriorizó el delantero colombiano después de su esperado encuentro con el papa Francisco, tan solo unas horas antes de jugar un partido que parece haber marcado un antes y un después en la trayectoria de Borré en el Submarino.

En Roma, el atacante colombiano —internacional absoluto— recibió la bendición del Santo Padre, pero también la bendición del gol. En el Olímpico agradeció la titularidad que le brindó Fran Escribá con un tanto que fue anecdótico por el 0-4 de la ida, pero que no dejó de significar un triunfo de prestigio ante uno de los grandes del Calcio. El pasado miércoles, en El Sadar, sus primeros 10 minutos en el campo le bastaron para rubricar un doblete que le convierte en el delantero más efectivo del Submarino Amarillo en esta segunda vuelta. Y con tan solo una aparición.

Evidentemente, el punto álgido de Santos Borré en el Villarreal no ha llegado por inspiración divina, sino por el trabajo, el apoyo de un vestuario que es como una familia —«los compañeros me han ayudado mucho»— y la experiencia adquirida después de su primera media temporada en el fútbol español con el Submarino, donde llegó a última hora del mercado veraniego cedido por el Atlético, que compró sus derechos al Deportivo Cali. «Ahora también conozco mejor a los rivales», admite el futbolista nacido en Barranquilla hace 21 años. Todos estos factores se han unido para que Santos Borré haya conseguido revertir una situación que incluso le colocó en la casilla de salida del club amarillo en el último plazo de fichajes.

A PUNTO DE SALIR / «Desde que llegué he estado insistiendo, tirando mucho a portería, pero la pelota como que no quería entrar», resume el colombiano una primera vuelta en la que sus 12 apariciones en la Liga —con cuatro titularidades incluidas— no le sirvieron para estrenarse como goleador en el fútbol español. La llegada de Adrián López, en enero, y la recuperación de Roberto Soldado no le auguraban un futuro demasiado halagüeño en el Submarino, donde se quedó pese al interés del Braga portugués y el Zaragoza para cambiar el destino de la cesión por parte del Atlético para verse relegado a un papel de quinto delantero (también por detrás de Sansone y Bakambu), un rol plasmado en el arranque de la segunda vuelta, en la que Borré solo apareció en dos convocatorias (en casa ante el Granada y en la visita al Sánchez Pizjuán de Sevilla, en ambas sin minutos), además de 10 minutos residuales ante la Roma en la ida de los dieciseisavos de la Europa League.

POR FIN EL GOL / Hasta Roma. Allí Fran Escribá contó con Santos Borré para sus rotaciones. Un gol. Un paréntesis ante el Real Madrid y, de nuevo, otra oportunidad, en El Sadar. Y otros dos goles. A partir de ahí la competencia será dura. Mañana tiene previsto regresar Sansone; están Bakambu y Soldado; pronto volverá Adrián… Pero nada impide a Santos Borré pensar en el Espanyol y en «volver a hacer un gran partido para sumar otros tres puntos y seguir peleando por los puestos importantes de Europa». El colombiano confía en sus posibilidades y en que la bendición del gol siga estando a su lado.