El fútbol femenino, a pesar de estar en franca progresión, todavía debe consolidarse, pues continúa muy alejado de los recursos de los que sí gozan los chicos. Si este contexto se extrapola a las categorías más humildes, la brecha se hace aún más evidente.

Un caso que ejemplifica este escenario es el que ha protagonizado el Benicató, que regresaba a la competición federada tras no inscribirse el año pasado. La entidad nulense volvía a apostar por el fútbol femenino, y lo hacía con la máxima ilusión posible. De hecho, no hace mucho, las rojillas eran uno de los equipos más competitivos de Segunda Regional, como atestiguan sus anteriores clasificaciones en el grupo I: cuartas en el 2017 y 2014, además de quintas en el 2015.

El ejercicio pasado sentó un precedente tras no presentar equipo. La marcha de jugadoras complicó el proyecto deportivo y la búsqueda de futbolistas nuevas que quisieran comprometerse con el Benicató hicieron inviable la confección de una plantilla. Sin embargo, este verano el club nulense volvía a la carga tras ese obligado intermedio.

Duro revés

Pero las cosas no han terminado de salir como se esperaba. Finalmente, la dirección deportiva no ha logrado hacer una plantilla lo suficientemente numerosa para poder atender toda la campaña. Si bien es cierto que el Benicató inscribió a su equipo, no se presentó a sus encuentros ni en la primera jornada en el duelo a disputar en Catarroja ni en la segunda ante el filial del Biensa (hace dos fines de semana).

De este modos, tal y como reza en la normativa federativa, la incomparecencia en dos envites propicia la exclusión del equipo y, por ende, el adiós definitivo a la competición esta temporada.

Esta situación ya la vivió el curso pasado el Solmar, única entidad de fútbol femenino 100% en la provincia de Castellón. Sin embargo, la falta de jugadoras paralizó el proyecto del club. Otro conjunto de la misma comarca, el Racing Onda (actual Vila d’Onda), tampoco ha presentado equipo femenino este año.