El extenista Alberto Berasategui no podrá presentarse a las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Tenis (RFET) el próximo 9 de julio en Madrid. El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha desestimado el recurso presentado por el exfinalista de Roland Garros en 1994 y actual director deportivo del Master 1.000 de Madrid al presentar su candidatura fuera de plazo y con errores administrativos en sus avales.

El pasado 17 de junio, la página web de RFET publicó una nota informativa anunciando que las candidaturas a presidente podían presentarse entre esa fecha y el día 21 del mismo mes, pudiendo entregarse en la sede de la Federación hasta las 15.00 horas, o en la dirección de correo electrónico de la Junta hasta las 18.00.

Berasategui presentó su documentación pasadas las 22.00, cuando la Junta Electoral ya había proclamado como candidatos: a Javier Soler, extenista; Miguel Díaz, presidente de la federación de Madrid y Alejandro Soler Cabot, vicepresidente del Reial Club Tennis de Barcelona.

APOYOS SIN FIRMA NI DNI

No conforme con su exclusión, Berasategui la impugnó mediante un recurso el 23 de junio. La Junta Electoral elevó un informe al TAD, que ha sido el encargado de resolver la reclamación en la que el extenista argumentaba que no se especificaba en la presentación ninguna hora específica. Protesta que ha ido desestimada por el tribunal porque la junta electoral especificaba en su reglamento que el plazo máximo para presentar la candidatura estaba señalado a las 18.00 horas.

Además el TAD señala que cinco de los 28 avales de la candidatura de Berasategui "no vienen firmados por los supuestos avalistas, por lo que no cumpliría en todo caso los requisitos indispensables ni los avales mínimos (que serías 27) para presentar su candidatura" y que el escrito presentado por Berasategui "carece tanto de información sobre su domicilio, como de la fotocopia de su DNI o similar".

Berasategui había presentado su candidatura después de que el también extenista, Manuel Orantes, desitiera de presentarse a la presidencia de la federación por razones personales, a pesar de que había conseguido el apoyo mayoritario de los tenistas profesionales, pero no el consenso de todas las teritoriales como había pedido para optar al cargo y ser el primer tenista en alcanzar la presidencia de la federación.