Sergio Ramos lo volvió a hacer. Cinco días después de destrozar al Nápoles en la Champions con dos testarazos, el capitán del Madrid apuntilló con otro cabezazo al Betis. El equipo andaluz se marchó del Bernabéu muy enfadado con Mateu Lahoz, que le perjudicó gravemente, y los aficionados madridistas deconcertados con Keylor Navas. Después de que el árbitro le perdonara la expulsión, el costarricense se metió un gol en propia puerta y acabó salvando dos puntos con un paradón en el tiempo añadido.

Una intervención extraordinaria del guardameta del Madrid, que hasta entonces había vivido una noche verdaderamente desagradable a causa de sus desvaríos. Compartió protagonismo negativo con el polémico árbitro. No tardó en llegar la jugada que marcó el partido. Keylor Navas, que acababa de evitar un gol ante Rubén Castro, se lió en una aventura fuera de su área y arrolló a Brasanac. Todo el mundo dio por hecho que vería la roja, pero a lo que corrió Mateu fue a abroncar al jugador del Betis, que no se lo podía creer.

DESEQUILIBRIO // Tampoco se lo creía Navas, que cuatro minutos después demostró que no se había recuperado del susto. Sanabria llegó solo por la autopista central para rematar un centro de Durmisi. Paró en primera instancia con facilidad, pero la pelota se le escurrió como una anguila y él mismo acabó introduciéndola en su portería (m. 25).

El Bernabéu se enfadó y se dedicó a fustigar a su portero. Ronaldo le echó una mano con su primera aparición afortunada en el partido, con la que consiguió que el personal se centrara en la remontada. Puedo irse el Madrid con ventaja al descanso, pero Morata decidió mal en un contrataque. Tras el descanso, Mateu hizo la vista gorda en una patada sin balón de Ronaldo a Ceballos y luego expulsó a Piccini por doble amarilla. Con uno menos, en un córner, Ramos puso el 2-1.