En diciembre del 2015, el comité de ética de la FIFA le relevó del cargo y le prohibió participar en cualquier actividad relacionada con la organización durante un periodo de ocho años, una pena que fue reducida posteriormente a seis años. Pero ello no le ha impedido personarse en Rusia durante la celebración de la Copa del Mundo, insistiendo en que su presencia no avergonzaba a las autoridades del fútbol mundial.

Joseph Sepp Blatter, el polémico expresidente de la FIFA, durante 17 años el más influyente hombre en el fútbol internacional hasta su caída en desgracia, llegó a Rusia el pasado martes a bordo de un avión de la compañía rusa Aeroflot, y lo hizo como invitado personal del presidente Vladimir Putin. Lo hizo como un aficionado más, con su correspondiente FAN-ID, el documento identificatorio que permite a los aficionados de las distintas selecciones entrar al país sin visado.

Intensa agenda

La agenda de Blatter estos días en Moscú esta siendo intensa. Presenció el partido Portugal-Marruecos en el estadio Luzhniki de Moscú, fue recibido en su apartamento del Kremlin por Putin y tiene previsto este viernes asistir al Brasil-Costa Rica en San Petersburgo. Dmitri Peskov, portavoz presidencial, se ha negado a desvelar los detalles y temas de conversación del encuentro entre Joseph Blatter y el jefe del Estado ruso, alegando que se trataba de una visita privada.

El octogenario suizo, en cambio, ha hablado por los codos con la prensa. Según ha declarado a los medios, conversó con el líder del Kremlin acerca de la celebración de la Copa del Mundo y el placer que le suponía acoger el torneo. «Siento como si ésta fuera mi Copa del Mundo», ha dicho.

Blatter, que admite no haber recibido ninguna carta de bienvenida del actual presidente, Gianni Infantino, no quiso evadir la controversia que su viaje ha suscitado, habida cuenta del veto que se le impuso por corrupción. «No hay ninguna razón para que la nueva administración de la FIFA esté en contra de que un expresidente venga» al campeonato, ha asegurado el exdirectivo,quien siempre ha negado los cargos de los que se le acusa.

Su deseo

Los tres años que Blatter lleva apartado de los despachos futbolísticos no le han impedido recordar las etapas en las que manejaba a su antojo el fútbol mundial a nivel de selecciones. El expresidente de la FIFA, por ejemplo, deseó que las Islas Británicas, con Inglaterra al frente, puedan lograr la sede del Mundial de 2030. «Espero que se vuelva a las Islas Británicas», afirmó sobre sus preferencias para el siguiente proceso de elección de sede, en el que varios países de Sudamérica también tienen previsto presentar candidatura. Argentina, Uruguay y Paraguay aspiran a organizar de manera conjunta esa edición, que marcará el centenario del que fue el primer torneo de la Copa del Mundo, el de Uruguay de 1930.

El Mundial de 2022 se jugará en Catar y el de 2026 se concedió este mes a la candidatura conjunta de Estados Unidos, México y Canadá. Inglaterra, que albergó y ganó el Mundial en el año 1966, perdió precisamente en el proceso para albergar la Copa del Mundo de 2018, en beneficio de la vigente anfitriona, Rusia.