El fútbol cada vez olvida más sus orígenes, ese halo de romanticismo que durante décadas lo ha sustentado y encumbrado a su estatus actual, convertido, a menudo, en más negocio que deporte. Con todo, hay tradiciones que resisten, como la historia que se esconde detrás de algunos de los dorsales. Si el 9 suele ser para el delantero, el 10 está reservado no para un jugador cualquiera: sus poseedores, habitualmente, son futbolistas diferenciales, con una ascendencia sobre sus compañeros que le hacen merecedor de llevar sobre sus espaldas toda la mística de este número. Desde hace unos cuantos encuentros, en el Castellón, el portador del 10 es Charly Meseguer. No es por casualidad, ni mucho menos, como así lo entiende el encargado de distribuir las camisetas y asignar competencias: Kiko Ramírez.

RUBÉN SUÁREZ, PRUDEN Y ÉL // El vila-realense ha cogido el testigo de Pruden Sáez, que antes de ser traspasado al Atlético B ya jugaba con ese dorsal. El torrentí no hizo otra cosa, a su vez, que tomar el relevo de Rubén Suárez, el anterior portador. Como se ve, no son jugadores normales, aunque el 10 también implica una serie de responsabilidad inherentes.

Meseguer dejó a un lado el 7 para, desde el día del derbi frente al Borriol, salir al campo transformado por esta circunstancia. Seguramente, Ramírez habrá querido reforzar, con este hecho, la singularidad del futbolista, que se lo había ganado a pulso después de ser uno de los principales responsables, dentro del terreno de juego, de la transformación del equipo. No en vano, es el máximo realizador del Castellón con ocho tantos (el siguiente es Tariq Spezie, con cinco, a raíz del hat-trick del pasado viernes), que marcó en un plazo concentrado de nueve jornadas (de la 12ª a la 20ª, menos en la 15ª).

DOS PARTIDOS FUERA // Con todo, desde ese momento, las cosas no le han terminado de rodar bien. Se perdió la visita al Atlético Saguntino (acumulación de amonestaciones) y tampoco estará el domingo en Novelda, en un encuentro de similares características al del Nou Camp de Morvedre. Lejos de ser un jugador violento, el árbitro Chaves Gallego le pilló en un renuncio y le expulsó, justo después del 2-0. Afortunadamente, el Castellón pudo sacar el partido con una holgura inusual y hasta inesperado, hasta estirar el marcador hacia el 5-1.

Ramírez ya constató, tras la victoria anterior en Castalia, que Meseguer no estaba bien, pero que tenía derecho “a estar mal”, después de lo que le había dado al equipo. El entrenador tarraconense volvió a elogiarle tras el derbi de Miralcamp, aunque, dentro de ese tutelaje, el viernes volvió a tirarle de las orejas, por un gesto que pudo pasar un elevada factura al equipo.

A medio plazo, el siguiente respaldo para Meseguer (21 años) debe proceder del club, que tiene la intención de convertirle en el jugador-franquicia del Castellón con una renovación acorde a su actual estatus. Porque, a día de hoy, es uno de los que menos cobran de la plantilla. H