El drama alemán de Kazán no tuvo continuidad en Moscú y Brasil se clasificó para los octavos ganando con solvencia a Serbia (0-2). La canarinha no necesitó la mejor versión de Neymar para seguir adelante. Paulinho y Thiago Silva firmaron los tantos de los brasileños, que se medirán el lunes con México en Samara.

Venía avisada Brasil antes de comenzar su partido. El sufrimiento de otros favoritos como España o Argentina y la hecatombe de Alemania debían servir como toque de atención para el grupo de Tite. La primera alegría, precisamente, llegó un par de horas antes del choque. Los hinchas brasileños que se encontraban en el estadio Spartak celebraron a lo grande al adiós germano. También la prensa, con burlas incluidas para Neuer, el capitán de la selección que humilló a Brasil hace cuatro años. Aún escuece ese 7-1 que no podrá repetirse.

Se atisbaba la reedición de ese clásico en octavos y los brasileños se movían entre el temor y la venganza. Ahora tienen el camino más despejado. La pentacampeona sabe que cualquier resultado que no sea el título sería insuficiente. Solo le vale alzar la Copa el próximo 15 de julio.

La mala noticia para la canarinha fue la lesión muscular de Marcelo. El lateral del Madrid sufrió un espasmo en la columna que no debería apartarle de la próxima prueba ante México.