Los entrenadores son los actores del fútbol que más adjetivos admiten, incluso con términos con denominación de origen (porque ¿quién no ha escuchado un barraquero bien sonoro hacia el inquilino de turno de Castalia?) Incluso lo habrá podido escuchar Óscar Cano, el técnico que cogió a un equipo que iba derechito de regreso a Tercera División, a menos de dos años después, tenerlo desahogadamente bien clasificado en el arranque de la temporada en Segunda A.

Otra de las descripciones que han acompañado al granadino, desde que tomara las riendas de aquel alicaído Castellón en diciembre del 2018, es que se demora en hacer los cambios. Que le mete tarde el bisturí al equipo, ya sea para mejorar el resultado desfavorable en ese momento, de ir a por la victoria si la cosa va en tablas o para sentenciar. La respuesta de esta temporada queda subrayada por el comportamiento de los que salen desde el banquillo. Tres de los cinco goles han llevado la firma de revulsivos.

La racha arrancó con el milagroso tanto de David Cubillas en Ponferrada para dar la victoria más allá del 90, lo mismo que Igor Zlatanovic el pasado domingo frente al Leganés (en el caso del serbio, para terminar de amarrar los tres puntos). Ocho días antes, Rubén Díez había marcado el 0-1 provisional en Las Gaunas.

El entrenador que no entienda el fútbol actual, con los cinco cambios permitidos (eso sí, no más allá de tres interrupciones), está perdido. Ahí radica una de las razones de la plantilla más numerosa de toda la Segunda A (las 25 licencias cubiertas y cuatro jugadores con ficha B) a la que Cano trata de exprimir al máximo. Con todo, el granadino no ha agotado esos cinco relevos en todas y cada una de las cuatro jornadas. De hecho, sí lo hizo en las dos primeras, pero no en las dos últimas.

ASÍ LOS HA HECHO

Así, Cano empezó a mover el banquillo en el minuto 64 en El Toralín, con esa irrupción del capitán en el descuento. Frente al Málaga, las cinco sustituciones oscilaron entre los minutos 58 y 78; contra el Logroñés, que ya fueron cuatro, entre el 58 y el 90; y ante el Leganés las redujo a solamente tres, entre los minutos 63 y 77. En lo que sí hay coincidencia en que ha empezado retocar al equipo hacia la hora de juego, minuto arriba, minuto abajo.

Movimientos con varias lecturas, aunque la principal es el ojo