Hace cuatro años, el CD Castellón se quedó a las puertas de la Segunda B en una de las promociones de ascenso que con más dolor recuerdan los aficionados orelluts. En aquella plantilla, que cedió en los penaltis de la última eliminatoria contra el CF Gavà, militaba Álvaro Campos. El portero valenciano, que por entonces cumplía su primera etapa como albinegro (2014-16), se quedó con muy mal sabor de boca y abandonó el club al finalizar la temporada. Jugó en el Lleida y el Ontinyent, pero algo le decía que tenía que volver a Castalia, como así hizo en el 2018.

Quizás el destino le tenía reservado algo mejor y esa oportunidad podría ser la de este sábado, cuando el Castellón se juegue en 90 minutos el ascenso a Segunda División contra el Logroñés (22.00 horas).

«La historia se escribe por las vivencias de cada uno y aquel año, por lo que fuera, no tocaba subir y seguramente fuera porque nos esperaba algo mejor. La temporada del Gavà peleamos mucho por ascender, pero algo había alrededor que nos decía que no. Más allá del fútbol hay factores que también influyen, como la estabilidad del club por ejemplo, y que te dan un plus para conseguir objetivos de gran calado», explica Campos.

El meta de València siente que esta temporada hay «un espíritu general de ascenso», que club, jugadores y afición son «una piña» y que, además, el equipo cuenta «con la gente que está en el cielo, que también va a empujar desde arriba» para tratar de conseguir el objetivo. «El club ha vivido muchas épocas de maltrato en el pasado por parte de anteriores gestores y ahora todo es más positivo. Todos los factores externos nos llevan en la misma dirección y esa no es otra que la del ascenso a Segunda», añade.

Y es que Campos se siente muy agradecido a la familia Montesinos, para quienes todos son «importantes». «El optimismo se ha generado gracias a gente que tenía hambre de cambio, gente que ha venido a un club maltratado para convertirlo en una gran familia en la que todos somos importantes, del primero al último trabajador, y eso tiene mucho valor porque, además, da fortaleza», argumenta el cancerbero.

LOS APRENDIZAJES DE LA VIDA // El Castellón tiene este sábado la primera oportunidad de conseguir su objetivo, pero, en caso de que no se pueda superar la primera eliminatoria ante el equipo riojano, llegará la repesca y habrá que superar otros dos partidos para aterrizar en la categoría de plata. «No subir a la primera no será un fracaso porque en la vida no hay fracasos, sino aprendizajes. Nosotros tenemos ilusión de conseguirlo el sábado, pero, si no es así, tenemos claro que no solo tenemos esa opción. En cualquiera de los dos casos será un éxito lo que ha hecho el club y el equipo esta temporada, sobre todo, por la dificultad de nuestro grupo. Fuimos campeones merecidamente y ahora vamos a luchar con uñas y dientes por subir», confiesa.

LISTO PARA LOS PENALTIS // Debido a la pandemia del coronavirus este será un play-off atípico, disputándose a partido único y en el que habrá prórroga y penaltis si es necesario. Si se llega a ese punto y el partido ha transcurrido con normalidad, todas las miradas estarán depositadas en Campos, quien asegura estar preparado «para todo», tanto física como mentalmente. «Si llega el momento, estoy preparado. Intentaré parar el mayor número posible de penaltis. Los vengo trabajando toda la temporada y tengo confianza. Está claro que cuando se llega a los lanzamientos desde los once metros, el que más difícil lo tiene es el portero, pero yo confío en mis posibilidades y en mi trabajo», señala el meta valenciano.

En un partido tan decisivo como el del sábado, el aspecto psicológico cobra mayor importancia si cabe que en cualquier otro de la temporada y así lo entiende Campos, quien no duda en comentar que siempre dice que el fútbol «es un 90% la cabeza y el otro 10% las piernas y los pies», argumenta. «Nosotros somos fuertes y tenemos muy claro lo que tenemos que hacer en el campo porque tenemos un líder, que es nuestro entrenador (Óscar Cano), que trabaja muy bien todos los aspectos, ya no solo del fútbol sino de la vida en general. Te da otro prisma para ver las cosas, te transmite sus vivencias y te hace madurar como futbolista y como persona», concluye.