La batalla de la Unión Ciclista Internacional (UCI) contra el denominado 'dopaje tecnológico', ha cogido por sorpresa al británicoChris Froome. El gran favorito al maillot amarillo, cuarto actualmente en la general, no se ha librado de la inspección de su bicicleta en busca de motores ocultos en la previa a la etapa del día.

Se trata de una actividad ya rutinaria durante este Tour de Francia en el que la organización ha puesto el punto de mira en evitar la aparición de motores escondidos en las bicicletas de los corredores. Para ello, utiliza una cámara térmica de última generación prestada por el Ejército francés a iniciativa del propio Ministerio de Defensa galo.

Las inspecciones previas a la salida son aleatorias y se suman al acompañamiento a lo largo de la etapa de un miembro del jurado que se desplaza en moto con dicha cámara para enfocar al pelotón en busca de posibles infractores. Estas medidas han sido impulsadas por la UCI tras descubrirse en enero que una corredora belga competía en el Mundial de ciclocrós con una bicicleta trucada.