Ni la imagen de ver a Marcelino con una sonrisa de oreja a oreja actuando como si de José Luis Vázquez se tratara, fingiendo un cabreo que ni el mismo se creía, pudo lograr que yo saliera del Madrigal más feliz que unas castañuelas. A mi no me pareció tan malo el Villarreal como lo quiso pintar su entrenador, igual que tampoco me pareció tan bueno contra el Valencia o ante el Deportivo, por citar los dos últimos partidos. Pero si tengo que decir que este equipo me ofrece una gran confianza y me encanta. Es un equipo con letras mayúsculas, lo cual para mi ya es un elogio máximo. Y luego posee una columna vertebral de primer nivel. Areola es un porterazo como la copa de un pino, como lo era, y lo va a seguir siendo, Sergio Asenjo. Musacchio y Víctor Ruiz (el hermano gemelo del que decían en Valencia que era un paquete y un timo) forman ahora mismo un tándem defensivo que no ofrece fisuras con súper Mario. El eje de la medular con Bruno, uno de los grandes mediocentros del planeta fútbol y Jonathan o Manu, radiografían un centro del campo con mucho empaque, a la espera de que los Samus exploten definitivamente. Y luego el Villarreal disfruta de un lujo llamado Soldado, que está haciendo bueno a Bakambu. Sí, lo reitero, Soldado es un delantero especial, marque o no marque goles, me da igual.

Las casualidades no existen. El Madrid está a un solo punto, a tres el Barcelona y cinco al Atlético, con ventajas de ocho puntos sobre el Celta, 10 al Sevilla, 11 al Athletic y la friolera de 16 al Valencia. Un equipo que juega tan mal no sería capaz de ganar seis partidos consecutivos en Primera e igualar una primera vuelta de récord con 39 puntos. Por eso me apunto al cabreo, con sonrisa incluida, de Marcelino.

Por cierto, el filial del Villarreal es líder de su grupo en 2ª B, el segundo filial se ha metido en puestos de play-off de ascenso en Tercera, mientras que el Juvenil A amarillo es líder también en División de Honor. Hoy voy a apuntarme a la escuela de arte dramático para aprender a cabrearme también, porque no me sale ni practicando 14 semanas seguidas.

LA COPA DEL REY. Voy a seguir discrepando con Marcelino y seguramente con Fernando Roig. Para mí, la Copa es muy importante. No me gustó el once de San Mamés porque introducir tantos cambios (hasta ocho) me parece excesivo, incluso para alguien que defiende la política de dosificar esfuerzos de Marcelino como yo. Es cierto que jugar la Champions da dinero y seguir adelante en la Europa League también, mientras que la Copa solo puede suponer pérdidas. Soy consciente y seguro que el presidente me dice que lo importante es la economía del club y que mi aportación a ella es casi insignificante porque los abonos y las acciones que uno pueda tener lo son. Sí, pero el fútbol le debe al Villarreal un título y la Copa puede ser una buena ocasión para ganar algo. Es mi ilusión y la de muchos aficionados, por ello iré el miércoles al Madrigal con la esperanza de ganar al Athletic porque quiero seguir soñando con esa Copa. El Villarreal la merece.

EL GABINETE DE KIKO RAMÍREZ. El entrenador del Castellón ya anunció que iba a empezar su trabajo por dar solidez táctica al equipo y fortaleza defensiva. No quería que el Castellón jugase a la ruleta rusa. Y lo ha conseguido también con mucho sufrimiento. La transformación ha sido radical y hoy el liderato está a cinco puntos. No es tarea fácil encadenar ocho partidos seguidos con victorias en ninguna categoría. Y Kiko Ramírez lo ha logrado con un trabajo extra basado en recuperar anímicamente al grupo y devolverle la confianza y la autoestima perdida. Ese es el camino. Guardo un Directo para Kiko Ramírez, aunque en él también tendría que tener un espacio Ramón Moya, que sigue dando más tumbos y vueltas que una noria. Pero el Castellón vuelve a ganar y eso, sea quien sea el presidente, es lo importante. Ahora queda que la gente vuelva a Castalia. Será pronto, pues el sentimiento albinegro sigue muy arraigado. El Castellón vive un buen momento. ¡Que dure! H